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viernes, 29 de marzo de 2013

AUTOBIOGRAFÍA DE EXPERIENCIAS LETRADAS



 AUTOBIOGRAFÍA DE EXPERIENCIAS LETRADAS
 PASO A PASO EN MI PROCESO DE ESCRITURA
PERLA NAYLEA VARGAS SÁNCHEZ

INTRODUCCIÓN

Las mejores cosas de nuestra vida, valdría la pena conservarlas y una vez pasado el tiempo, retomarlas y recordar lo vivido, nos daremos cuenta que nuestro vivir es como un libro, lleno de capítulos con muchas historias en su interior. Escribir es sin lugar a dudas un proceso complejo que demanda de quien lo enseña y quien lo aprende, un gran compromiso pues es sin lugar a dudas la herramienta perfecta para consolidar el proceso de comunicación entre los seres humanos.

El presente trabajo autobiográfico tiene como finalidad, la puesta en marcha de las distintas competencias lingüísticas adquiridas a lo largo de nuestra formación académica y enriquecida con el trabajo que se desarrolla como estudiante de Maestría en Educación Básica, retomando algunos planteamientos surgidos a lo largo del Módulo Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y comunicación, el cual buscaba desarrollar en los participantes la necesidad de formación y actualización docente, considerando: el currículo y la práctica docente, pero sobre todo haciendo énfasis en la consolidación de las distintas competencias lingüísticas y comunicativas.

Por todo lo anterior es que el propósito de este trabajo autobiográfico consiste en el análisis de experiencias con la lengua oral y escrita, con la finalidad de reconocerme como usuaria de estas, lo cual me permitirá reflexionar sobre mis aprendizajes y sobre todo la manera en como tengo que abordar esto dentro del aula con mis alumnos y vincular, estas prácticas sociales del lenguaje que para mí son conocidas, lograr que sean significativas para ellos y mejorar así su relación con las producciones escritas y orales, pues es de todos sabido, que la mayoría de nuestros alumnos no leen, pues ven en la lectura y escritura una aburrición, aun cuando estas dos actividades por si solas son ampliamente enriquecedoras, el reto aquí radica en llenar de significado ambas situaciones comunicativas, favoreciendo de este modo el desempeño académico de los estudiantes.

Sin lugar a dudas, que mejor estrategia para el desarrollo de las competencias lingüísticas y comunicativas, que una autobiografía sobre mi relación con la escritura, la cual será sin duda el vehículo indispensable para consolidar mis competencias y habilidades de lectura y escritura propias de una estudiante de maestría, ya que no solamente se escribe, también se habla, escucha, lee y corrige los distintos borradores que conducirán a la elaboración del texto final. Lo anterior es sin duda demandante pues exige de quienes escribimos un serio compromiso por plasmar nuestras ideas de forma clara y ordenada, pues nuestros trabajos llegan a otras manos para hacer las retroalimentaciones necesarias y finalmente obtener un trabajo limpio, entendible, coherente y sobre todo lleno de significado para quien lo elabora.
Es evidente que una estrategia que sea capaz de brindar al alumno las herramientas necesarias para la puesta en marcha de sus competencias  comunicativas lo constituye el trabajo autobiográfico, pues permite dar cuenta de los avances obtenidos de manera gradual, los cuales se encuentran enriquecidos con cada uno de los borradores que se elaboran del producto final. Así como también el dotar de significado el proceso de escritura, esto en la medida de escribir lo que resulta relevante en la vida de quien está escribiendo.
El presente trabajo se encuentra divido en tres partes: la introducción en la cual planteó una breve introducción acerca del tema Lectura y escritura, justifico la elaboración del trabajo y se brinda un panorama general del contenido de la autobiografía.

Posteriormente se encuentra el desarrollo, en el cual se abordan aspectos que considero importantes en torno  a mi relación personal con la escritura, valoración de las prácticas sociales del lenguaje y sin duda algo muy importante: Yo maestra, ¿qué debo hacer para que otros escriban?, sin duda esto último es un gran reto y más aún cuando yo misma no estoy tan apegada al proceso escrito. Así como también se menciona un plan personal de escritura, el cual integra propuestas para mejorar mis prácticas letradas, tanto en el ámbito personal como profesional.

Finalmente se encuentran las conclusiones en las cuales se  hace una reflexión sobre la reconstrucción de mi posición en torno a las diversas situaciones y competencias comunicativas, así como el avance en el desarrollo de mis habilidades lingüísticas y como puedo hacer que influyan en mi trabajo, mi persona y mi desarrollo académico como estudiante de Maestría. Sin lugar a dudas la tarea no es fácil, pues escribir es una actividad compleja.

DESARROLLO

Mi nombre es Perla Naylea Vargas Sánchez, nací en la ciudad de Coatzacoalcos un 23 de agosto de 1988, hija de la profesora María Sánchez González y el Sr. Nicolás Vargas Ocampo. Desde pequeña tuve en mi hogar un contexto alfabetizador, mismo que me permitió empezar a leer y a escribir cuando tenía tres años aún cursaba el segundo grado de preescolar y si logré afianzar este proceso a esta edad fue gracias al apoyo continuo de mi madre, quien dedicaba varias horas guiando mi proceso de lecto-escritura, confieso me gustaba que me leyeran cuentos así que eso despertó en mí, el interés por aprender sola las letras y poder decodificar los textos sin necesidad de que alguien lo hiciera por mí.

Aprendí a escribir a la par de la lectura, pero escribir siempre significó  un reto para mí, recuerdo que empecé a redactar textos personales a los 7 años y mis primeros pasos en el mundo escrito comenzaron con la redacción del diario personal que desde los siete años empecé a realizar, evidentemente eran textos sencillos y carentes de estructuras lógicas, coherentes y organizadas –según lo que ahora puedo comprender- sin embargo eran producciones fluidas, llenas de aventuras.

El tiempo siguió avanzando en mi vida y yo, tristemente he de admitir, perdí este habito que ya había formado y poco a poco me distancié de la escritura, hasta llegar el punto en que escribía solo por cumplir con mis trabajos académicos, dedicaba mis ratos libres a redactar cartas que casi nunca entregué. Durante mi formación académica recuerdo específicamente la experiencia vivida en la secundaria con un maestro quien exigía resúmenes, cuestionarios y exposiciones lo cual mejoró notablemente mi ortografía y la calidad de mis producciones escritas fue bastante notable. De igual manera en mi formación universitaria empecé a escribir elaborando comentarios de textos leídos y paráfrasis de lecturas. Ya en el ámbito profesional los textos que escribo con más frecuencia son los resúmenes, síntesis, pero sobre todo ensayos e informes, así como el llenado de información administrativa. En una ocasión recuerdo traté de escribir una novela sin embargo no tuve mucho éxito, pues no pude ser persistente y cuando decidí retomarla nuevamente me costó demasiado trabajo y opté por dejarla inconclusa.

Sin duda es evidente que mi relación con la escritura ha mejorado significativamente, pues admito que existen cambios notorios de mis inicios a la fecha, ya que cuando escribía desde mi perspectiva de alumna la intención de mis producciones era la de satisfacer las consignas que en la escuela me solicitaban, las cuales en sí mismas me permitieron obtener algunos conocimientos de los que actualmente poseo; sin embargo es muy distinto ser la profesora que se convierte en alumna de maestría, y deja en evidencia que su relación con la escritura quizá no está desarrollada como lo debiera estar, pero sí al menos, consciente de que mis producciones escritas pueden no ser las mejores, sin embargo considero mis textos tienen sentido. Me reconozco como una profesionista que se encuentra cursando un posgrado y por ende, mis habilidades, actitudes, destrezas y competencias se encuentran en constante enriquecimiento.

Desgraciadamente el problema de la escolarización de las prácticas de la escritura y lectura, parte de acuerdo a Finocchio (2009) de la realidad que vive el proceso escrito dentro de las aulas: se escribe para aprender a escribir (el acceso a la alfabetización inicial en las primeras etapas, respeto y conocimiento de los géneros),y desgraciadamente este propósito cercena de las propuestas de los alumnos los propósitos que tiene el escribir fuera de la escuela.

La escuela no es el lugar exclusivo para que los niños puedan seguir el camino de apropiación individual de sus prácticas sociales del lenguaje y más aún desarrollar todas sus competencias comunicativas, más bien en ella se pueden generar situaciones en las que las prácticas de lecturas y escritura se conviertan en contenidos de enseñanza, según Galaburri (2000). Es justo aquí cuando el docente debe dar la apertura y brindar espacios y condiciones adecuadas para que los alumnos avancen como lectores y escritores, esto será posible en la medida que los contenidos abordados cobren sentido y quienes somos responsables del proceso educativo seamos capaces de reestructurar nuestras prácticas obsoletas de enseñanza de lectura y escritura.

Enseñar a leer y escribir es un desafío que va más allá de lograr la alfabetización, sino más bien la escuela debe incorporar a todos sus alumnos a la cultura escrita y oral de manera eficaz, y quienes ya pasaron por ella sean capaces de desenvolverse de manera eficiente y oportuna pues se han constituido ya, como miembros plenos de una comunidad de lectores y escritores según nos dice Lerner (2001). Ahora bien para lograr que dentro de la escuela nuestros alumnos sean practicantes de la cultura escrita, es necesario re conceptualizar el objeto de enseñanza y construirlo tomando como referencia fundamental las prácticas sociales de lectura y escritura.

Con la revisión de las lecturas del módulo, concibo las prácticas de escritura como aquellas situaciones didácticas que el docente debe construir dentro y fuera del salón de clases, que propicien en el alumno el desarrollo y fortalecimiento de su habilidad de  lectura y escritura, contribuyendo a que el niño encuentre en la escritura, un medio para comunicarse de manera eficiente. Fomentar en él, el deseo por hacer de la escritura una fuente de desarrollo de habilidades, no solo escritas, sino de diversa índole, pues escribir no solo tiene que ver con plasmar letras sin mayor sentido, sino más bien, darle forma y sentido a sus pensamientos al momento de plasmarlos en una hoja. Según lo que nos dice Cassany (2009) escribir requiere mucho más que anotar las letras, que redactar. Hay que reconocer las tipologías textuales, su funcionalidad y así lograr su correcta aplicación.[1] 

Es preciso reconocer, no podemos enseñar algo que nosotros no sabemos, pues estaríamos siendo incongruentes con nuestra propia ética profesional, la verdad es que a mí personalmente se me dificulta escribir y  a pesar de no ser la mejor escritora, me veo en la necesidad de brindarle a mis alumnos las herramientas necesarias para que ellos puedan desarrollar esa habilidad que yo dejé  a un lado cuando tuve la oportunidad de desarrollarla y creo es la oportunidad adecuada para que no solo ellos la desarrollen, sino yo también la consolide. Como dice Lerner (2001) lo importante es hacer el esfuerzo de conciliar las necesidades inherentes a la institución escolar con el propósito educativo de formar lectores y escritores. Lo anterior solo se podrá lograr en la medida que el alumno se sienta realmente identificado con su producción escrita, procurar que el texto sea significativo, despierte su creatividad e imaginación y le permita plasmar lo que siente y piensa.

Considero que el hecho de ser docente de educación primaria, exige de quienes realizamos dicha labor gran compromiso y dedicación, pues es fundamental conocer a profundidad los programas que rigen la enseñanza de la lengua en la educación básica y siendo sincera muchos de quienes tenemos esa labor, no hemos tenido acercamiento alguno con el programa. Otra exigencia más es que se exige de mí como maestra estar preparada, conocer a fondo las diversas situaciones lingüísticas que deben enfatizarse  dentro del salón de clase pero muchas veces es más fácil trabajar tradicionalmente sin importar el logro de los aprendizajes esperados.

Es por tal razón que para fomentar en los docentes que tenemos bajo nuestra encomienda la enseñanza de la lengua oral y escrita dentro de las aulas que es necesario elaborar un Plan de Escritura personal que me permita a mi como docente de educación básica consolidar mis habilidades y competencias comunicativas, para posteriormente transmitirlas a mis alumnos. Dicho plan consistiría en el subrayado de información relevante, así como toma de notas o elaboración de esquemas. De manera personal mejorará mi comprensión lectora y ampliará mi vocabulario, en lo profesional mi relación con la escritura se verá aún más consolidada, permitiéndome así ser parte de una comunidad de lectores y escritores y desempeñarme de acuerdo a mi nivel académico.


CONCLUSIONES

A lo largo de las actividades desarrolladas en el Módulo: Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y comunicación pude reestructurar mi posicionamiento como profesora de primaria que se ocupa tambien de la enseñanza de la lengua, siempre creí que en la escuela se debía enseñar al alumno a escribir bien, a hablar bien y a leer bien, pero ahora me doy cuenta que el enfoque actual del Español que es comunicativo y social, no hace énfasis en estas situaciones más bien, se nos pide lograr que el alumno sea capaz de adentrarse y sobre todo desarrollar en él el gusto por leer y escribir, adentrar a los alumnos a este proceso lleno de diversas prácticas sociales del lenguaje, las cuales por sí solas dotan de herramientas indispensables al alumno para desenvolverse de manera eficiente y oportuna en las distintas situaciones comunicativas que socialmente tenga que afrontar.
Trabajar con este módulo me permitió darme cuenta que aún a pesar de ser una maestra egresada recientemente de la normal mi manera de concebir la enseñanza del español así como las formas de hacerlo, están totalmente obsoletas pues lejos de privilegiar en el niño el gusto por escribir, muchas veces sin darnos cuenta y al seguir aquellas viejas estructuras metodológicas para la enseñanza de la lectura y escritura, lo único que hacemos es alejar a los alumnos generando apatía y rechazo total al mundo del lenguaje oral y escrito. Sin embargo no todo está perdido, pues el programa de Educación primaria en cada uno de sus grados plantea diversas estrategias metodológicas que es indispensable recuperar y aplicar dentro de las aulas.

No es posible que sigamos educando a los niños del futuro, con las estrategias del pasado. Quizá en su momento fueron muy buenas, pero ahora, las necesidades son otras y el contexto así como las distintas necesidades de aprendizaje del alumno demandan de quienes somos docentes, el establecimiento de estrategias, formas de enseñanza y actividades novedosas, pero sobre todo cargadas de significado para el alumno, dotándole las herramientas necesarias para ser un usuario eficiente de la lengua en sus distintas acepciones.

Es necesario formular como contenidos de enseñanza no sólo los saberes lingüísticos sino también los quehaceres del lector y escritor: hacer anticipaciones sobre el sentido del texto que se lee y posteriormente verificar que tan acertadas fueron. Así como también es fundamental que los alumnos se vuelvan coescritores de sus compañeros, es decir sean capaces de enriquecer mutuamente sus producciones escritas, esto solo se logrará en la medida que el docente sea capaz de compartir la responsabilidad de evaluar textos, con sus alumnos a quienes les estaría permitiendo de esta manera enfrentarse a problemas de escritura que no podrían descubrir, si el papel del corrector fuera asumido por el docente, según Lerner (2001).

La integración de las competencias lingüísticas y comunicativas  así como del perfeccionamiento de las competencias didácticas me va a permitir a mí como docente, buscar la manera de privilegiar dentro del aula el análisis didáctico de la enseñanza del lenguaje dentro de la educación básica.

Para finalizar reconozco la importancia de privilegiar las prácticas sociales del lenguaje como situaciones didácticas en que el alumno pone en juego sus diversas competencias lingüísticas y comunicativas propias del campo de formación Lenguaje y comunicación, pero aplicables a todas las demás asignaturas del currículo de educación básica, así que ahora ya sabemos, el desarrollo y consolidación de estas competencias no es trabajo específicamente del trabajo en Español, puede que en este se dé mayor énfasis al trabajo y desarrollo de las mismas, sin embargo se consolidan mediante su uso en las diversas asignaturas y trabajos que se realizan dentro y fuera del salón de clases.

BIBLIOGRAFÍA

·      Galaburri,M.L. (2008). “La enseñanza del lenguaje escrito en la escuela”. En la enseñanza del lenguaje escrito. Un proceso de construcción. (Pp. 15-18). Buenos Aires: SEP/ Novedades educativas.

·      Finocchio, A. Ma. (2009). “La escritura en la escuela”. En Conquistar la escritura: saberes y prácticas escolares (Pp. 20-37). Buenos Aires: Paidós


·      Lerner, D.(2001). “Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario”. En Leer en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario (Pp.53-60).México: Fondo de Cultura Económica.

·      Cassany, D. (2009). “Para ser letrados”.En Voces y miradas sobre la lectura (pp. 159). Barcelona: Paidós


[1] Cassany, D. (2009). Para ser letrados. Voces y miradas sobre la lectura (pp. 159). Barcelona: Paidós. 

LEER Y ESCRIBIR: ETERNOS ACOMPAÑANTES EN MI VIDA


LEER Y ESCRIBIR: ETERNOS ACOMPAÑANTES EN MI VIDA
Teodora Elena Ortiz Cruz
INTRODUCCIÓN
¿Por qué como adultos nos negamos la oportunidad de enriquecer nuestra habilidad para escribir?, acaso no recordamos que cuando niños agitábamos el puño en el aire como muestra de que queríamos escribir, el escuchar “escriban  lo mejor que puedan” era motivo de esforzarse por hacerlo bien, poco a poco hemos ido perdiendo ese interés, esa emoción por crear nuestros escritos lo mejor que podamos, cuál ha sido la causa?… pensar que escribir es seguir reglas gramaticales, convencionalidades de la escritura para algunos muy difíciles de lograr, situación por la cuál como adultos nos limitamos a escribir sólo lo que por necesidad debemos expresar y/o mostrar.
        Si recordamos cómo incursionamos en el mundo fantástico de la escritura encontraremos verdaderos tesoros sobre cómo fuimos desarrollando esa habilidad tan valiosa, tan irrepetible y a veces muy poco valorada.
       La creación de textos prácticos, vivenciales facilita la expresión de escritos de distinta índole fundamentados en los sentimientos, conductas, problemas, logros, dificultades, experiencias, entre otros, que nos trasporten al interior de otras personas interesadas en leer lo que nosotros producimos, un ejemplo de ello es la creación de nuestra Autobiografía, obra en la cuál el propio autor se encarga de expresar los pormenores de su vida.  
       Justamente una Autobiografía fue un documento que estuvo presente en todo el proceso del Laboratorio de Metodología de Educación Básica. Lenguaje y Comunicación tomando como referencia  la adquisición de la lectura y escritura en mi vida; como estudiante de la MEB me permitió autoanalizar las diferentes formas mediante los cuales fuí desarrollando  la lectura y escritura, con el propósito de reconocerme como usuario de la lengua oral y escrita y reflexione sobre las complejidades en mi aprendizaje.
       El recuperar mi experiencia como usuario de la lectura y escritura facilitó el reconocer y comprender  que con el paso del tiempo se han replanteado los métodos, estrategias, recursos, tiempo, utilizado  para el desarrollo de la habilidad lectora y escritora dentro y fuera del aula y aún así se promueve el desarrollo de éstas competencias comunicativas.
            La experiencia adquirida para aprender a leer y escribir me  provee de elementos para redefinir una propuesta que se acerque a la práctica social del lenguaje oral y escrito aplicable en las nuevas generaciones de alumnos que están a mi cargo en la educación secundaria.
            El presente documento expresa parte de mi vida familiar y escolar, entornos donde se hizo posible el favorecimiento de la lectura y escritura, así mismo se enfatiza la idea que se tenía hace tiempo sobre el aprendizaje de la escritura, cómo se fue adquiriendo desde el ámbito familiar hasta el escolar, los procedimientos usados por los adultos para acercarme a la adquisición de dichas habilidades, cómo se fue practicando la lectura, la posición de hacer escribir a otros, es decir, las que puedo emplear al interior mi aula con mis alumnos, al mismo tiempo se argumentan las propuestas didácticas para implementarse en la enseñanza del Español.
DESARROLLO:    
      El tener la oportunidad de expresar a través de estas líneas una faceta de mi vida es realmente interesante, pone a prueba mi capacidad y habilidad para recordar, indagar y escribir sobre mí, algo que pocas veces me doy la oportunidad de hacer, soy muy sensible y tímida razón por la cuál me resulta complejo externar mis sentimientos a pesar de  que puedo aparentar lo contrario, ¿quieres conocerme?, ven, acompáñame en esta travesía, mi nombre es: Teodora Elena Ortiz Cruz, soy la menor de 8 hermanas, hija del Sr. Efigenio Ortiz Pérez y Teodora Cruz Valencia, familia numerosa con excelentes valores inculcados por nuestros padres quienes a pesar de no ser alfabetizados pudieron orientarnos en la medida de sus posibilidades para formarnos como personas de bien, honestas y responsables en todo ámbito de nuestras vidas, todas mis hermanas cuentan con estudios concluidos algunas de tipo técnico y otras con estudios profesionales.
        Mi infancia estuvo rodeada siempre de personas adultas, situación que me ayudó en mantener comunicación constante y diversa con los demás, mi casa aunque muy pequeña para el número de integrantes de la familia, la recuerdo con múltiples posters, hojas con autógrafos de artistas pegados en las paredes de los cuartos que mis hermanas consideraban bonitos, interesantes y valiosos por la forma en que eran conseguidos, persiguiendo a los artistas a la llegada al hotel que en ese entonces se llamaba: “Suite Hotel Mina” y que se ubicaba cerca de la casa de mis padres, en la Av. Justo Sierra, en la ciudad de Minatitlán de donde soy originaria. Diariamente veía esas imágenes y letras impresas, que me las aprendí de memoria preguntando constantemente a mis hermanas qué era lo que decían y jugaba a “leerlas”, aunque no sabía leer decodificando la escritura. Esta situación se mantuvo por mucho tiempo en mi niñez, puedo afirmar que la relaciono con los conceptos de  disponibilidad, accesibilidad y apropiación
      Es un primer indicador que influyó en el  en el proceso de adquisición de la lectura y escritura, este aprendizaje se inicia en casa mediante la imitación de la acción de “escribir” guiada por lo que hacían mis hermanas cuando elaboraban sus tareas, yo pedía materiales, no anotaba nada en concreto según me dicen, por tanto eso “no era escribir”, porque todavía no iba a la primaria idea que se tiene sobre la adquisición de la escritura.
             La experiencia anteriormente expuesta se fundamenta con la teoría sociocultural, “la cuál privilegia los procesos sociales sobre los individuales” Judith Kalman (2003) , el apropiarnos de prácticas sociales es la consecuencia de accesar a los distintos conocimientos adquiridos en la interacción con lectores y escritores. Es importante reconocer que la mayor parte de nuestras habilidades lectoras y escritoras fueron adquiridas desde antes de incursionar en la escuela, un ejemplo de ello es… De manera formal mis comienzos en la lectura y escritura se dieron en la escuela primaria, porque yo no asistí al Preescolar; aprendí a leer y a escribir a los 6 años y medio, este proceso fue bastante complejo tardé más en adquirir la habilidad para leer, tuve problemas en la escuela porque lloraba mucho, tardé varias semanas en adaptarme al ámbito escolar, me cambiaron de maestra porque a la primera la pateaba y mordía al tratar de escaparme del salón, me separaron de mi amiga y vecina porque también era una llorona y nos juntábamos para escaparnos, obviamente no aprendí al igual que mis compañeros, hablaron con una de mis hermanas mayores, informando mi lentitud para leer y escribir.
     Dicha situación motivó a mi hermana Tina a hacerse cargo de mí, después de llegar de trabajar, me ponía muchos ejercicios y planas de caligrafía (rueda-rueda pelotita; salta-salta chapulín…), repetición de palabras mal escritas, actividades relacionadas con la metodología tradicional bajo  “la creencia de que la ortografía es un fenómeno puramente normativo” (Jorge Vaca, 1983), le debía leer el periódico diariamente por que no lograba juntar las palabras, demoré en lograrlo y pude evitar reprobar año. Mis trazos o grafías se tonaron claras, letras grandes respetando el espacio sobre el renglón, en esa etapa usaba para leer las revistas de mis hermanas, me centraba en los anuncios publicitarios pintados en las paredes o bardas y con ellos practicaba leyendo en voz alta por el camino de mi casa al lugar a donde me dirigía, situación que molestaba a las personas con quienes caminaba, continuamente me pedía que bajara la voz o que me callara.
     Durante el primer grado de primaria me enseñaron la postura “correcta” para escribir, espalda apoyada al respaldo de la silla, mano izquierda sobre la parte superior del cuaderno para evitar que se moviera el material; trabajábamos con el libro mágico, calcaba letras y textos completos; en otros grados de la primaria se fueron modificando las prácticas de la escritura y lectura, se leía en voz alta para el grupo, palabras mal pronunciadas implicaban regaños y corrección inmediata por parte del maestro. Durante les clases acostumbrábamos a enviarnos “recaditos” que decían: “¿saldrás conmigo al recreo?”, ¿jugamos a lo mismo de ayer?”, etc., no recuerdo si los mensajes estaban bien escritos y obviamente eran leídos sin que el maestro lo notara, debíamos enviar respuesta también por escrito, recuerdo que era divertido.  Estas situaciones vividas durante mi educación primaria muy pocas se vincularon con la práctica social del lenguaje oral y escrito, hubieron pocas oportunidades para  practicarlo con personas que las conocen y las usan, en casa y sin saberlo mi hermana al hacerme leer periódicos o revistas empleaba  dicha práctica lo cuál fue muy favorecedora para los logros futuros en el desarrollo de mis habilidades.
              El recapitular esas experiencias permiten hacer un análisis de cómo debe promoverse la lectura y escritura evitando crear una idea compleja y fatigante en las futuras generaciones de aprendices, ahora bien, como profesora de educación secundaria promoveré el uso de la práctica social del lenguaje para guiar a mis alumnos en la resolución de dificultades para leer y escribir, en todo momento buscando atender sus intereses y motivaciones, encauzando el uso de diferentes portadores de textos como material de apoyo promoviendo al mismo tiempo la autocorrección y la retroalimentación de sus escritos o lecturas durante las clases, proporcionar tiempos reales de trabajo para leer y escribir.  El hacer escribir a otros debería ser una de las metas en toda labor formativa, como docente, en la acción de mis alumnos, promover en ellos la práctica real de escritura con temáticas de interés personal.
                  Es pertinente que como docente del proceso educativo se fortalezcan las bases de nuestra habilidad en la escritura debido a que es una acción que realizamos día a día y sólo con la práctica desarrollaremos nuestras capacidades como escritores.
                  La práctica de la escritura no sólo requiere hacerse al interior de las aulas o en horas de trabajo formal sino en cualquier momento de nuestra vida cotidiana porque es ahí donde tendremos más oportunidades de apropiarnos de nuevos modelos o códigos de escritura que faciliten nuestra comunicación con los demás, por tal motivo planteo una forma de ejecutar mi Plan de escritura, que se reduce en:
       Llevar diariamente un registro de observación o bitácora de lo que ocurre en clase, impacto de las actividades propuestas, actitudes que asumen los alumnos ante las diversas actividades, habilidades expresadas por mí como decente del grupo, la pertinencia de los materiales empleados para el logro de los aprendizajes esperados, los tiempos destinados para cada actividad, los imprevistos surgidos, entre otras situaciones. Aplicarlo al grupo para que vayan a la par conmigo practicando su escritura.
        Leer en voz alta los escritos realizados para corregir algunos detalles de imprecisión respecto a la coherencia  de las ideas mencionadas (Revisiones colectivas en clase). Como estudiante de la MEB usar referentes teóricos en mis escritos, citando ideas expresadas por los autores de los libros o textos de donde se extrae información, procurar compartirlos con otros compañeros para retroalimentar el o los textos realizados.
       Incursionar con más asiduidad  al mundo de la RED para enriquecerme de los diferentes modos de expresar ideas por escrito, crear códigos, familiarizarme con nuevas vías de acceso a la información que leyéndolas puedo retomar para fortalecer la manera en como redacto mis escritos;  para comprender la forma en que en la actualidad se expresan los adolescentes que al fin y al cabo es con quienes convivo diariamente encontrando el por qué de su forma de expresarse por escrito; la red promueve el reforzamiento de conocimientos cuando contactamos diversas páginas del internet donde distintos autores expresan sus propuestas pedagógicas o argumentan información general, es decir, podemos aprovechar los recursos tecnológicos para leer y escribir que nos ofrece. (Cassany, Daniel. 2011). Asumir una actitud reflexiva de la lengua escrita,  crear nuevos procedimientos para abreviar, útiles en mi práctica diaria, evidenciándolos en productos como recados, cartas, anuncios que pueda compartir con los compañeros de mi clase y con mis alumnos, es decir, escribir en todo momento.
      Este Plan se caracteriza por ser de tipo Narrativo y Descriptivo por que en él se plantean acciones que requieren delimitar en forma clara y pertinente la acción escritora que estaré desempeñando, por ejemplo al redactar la Bitácora.
 CONCLUSIONES:
          El proceso de elaboración de la Autobiografía fue complejo en un inicio, debido a que, por las cualidades y características de mi persona, son pocas las oportunidades que me doy para explicar situaciones de mi vida, reconozco que es difícil exponer mis sentimientos los cuales, de una u otra forma se intercalan en la narración de mi experiencia de vida en la adquisición de la lectura y escritura; se creo partiendo de ideas aisladas, de recuerdos, conocimientos previos, sobre la manera como fui adquiriendo la habilidad para leer y escribir, en un primer momento, en la revisión y observaciones que  hicieron al documento expresaron la falta de un título que representara el contenido, pocos datos que enunciara el ámbito sentimental en el escrito, muy generalizada la redacción, con pocos aportes de mi infancia y la manera en como desarrollé mi aprendizaje con la familia y en la escuela, me limité a responder a preguntas guía propuesta para la redacción.
          Con el paso de las semanas requerí hacer indagaciones en casa sobre cómo se manifestó la adquisición de la lectura y escritura, aprendí en este actuar a argumentar los hechos ocurridos, ser explícita e incorporar en la redacción una forma de narrar que hiciera evidente lo significativo que había sido mi aprendizaje y la intervención de familiares cercanos y maestros en la adquisición de la lengua oral y escrita.
         Cuando incursionamos en el ámbito educativo, nos apegamos a los niveles de exigencia de los planes y programas y a las necesidades sociales para transmitir u orientar la enseñanza a nuestros alumnos, en mi formación profesional nos encausaron a generar una enseñanza formal, guiada por las normas que regulan el uso de la lengua oral y escrita, es decir  una forma tradicional preocupada por resolver problemas gramaticales en la escritura, partiendo de conceptos, nociones sintácticas, semánticas y léxicas, preocupados por corregir la escritura en el alumno y fortalecer la habilidad lectora mediante la repetición continua de la o las palabras mal pronunciadas;  ahora sé que la enseñanza de la lengua o Español se modifica pensando en una estrategia metodológica centrada en el uso social del lenguaje, el aprender mediante la práctica, trabajando con temáticas de interés, aplicables en el ámbito social donde el adulto oriente a través de su ejemplo las prácticas cotidianas del lenguaje; crear en la institución espacios alfabetizadores, tanto en la biblioteca del centro como en la del aula previendo “la existencia de textos como libros, revistas, periódicos, folletos, documentos de toda índole  y personas que los usan (usuarios), es decir maestros, hacer de la escuela un espacio que impulse la lectura y la escritura como tarea y responsabilidad de todos” Nemirovsky ( 2009) , como idea o iniciativa que motive a los alumnos y maestros a leer y a escribir día a día en la escuela.
          Por tanto mi perspectiva para el desarrollo de la lectura y escritura se identifica con el argumento de Bertha Brazlavsky (2003) quien afirma que es un “proceso cambiante en la evolución cultural e histórica que se co construye socialmente en la evolución individual del ser humano”, porque ni el factor individual, ni los culturales se activan independientemente, sino que se interrelacionan para manifestarse como un solo proceso de adquisición de la expresión oral y escrita. He ahí la función tan relevante que como adulto alfabetizado tenemos por cumplir en la orientación pertinente de las futuras generaciones de hablantes y escritores activos.

DEL ABISMO AL APASIONANTE MUNDO DE LA ESCRITURA


DEL ABISMO AL APASIONANTE MUNDO DE LA ESCRITURA
Viviana Godínez Salomón

                                      “Si no quieres perderte en el olvido tan pronto como estés muerto
                           y corrompido, escribe cosas dignas de leerse  
o haz cosas dignas de escribirse.”

Benjamín Franklin

INTRODUCCIÓN

En el Módulo de Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y Comunicación*, se planteó la elaboración de la autobiografía de cada estudiante de la Maestría en Educación Básica, como usurarios de la lengua escrita, y durante la sesiones fuimos analizándolas en el grupo, haciendo observaciones, comentarios, modificaciones y anexando nuevos argumentos.

            El propósito principal que tuve para realizar este trabajo fue poder expresar mis ideas de manera escrita, aunque reconozco que relatar mis vivencias me permitió recordar muchas experiencias que tuve a lo largo del mi vida, no sólo en el aspecto educativo, sino también personal, fue muy emotivo y me produjo múltiples sentimientos.

Conforme practicaba el proceso de recursividad, que plantea María Laura Galaburri, al realizar mi escrito, recordaba cosas nuevas y corregía otras que podría plasmar de diferente manera, así mismo integraba los comentarios que hacían mis compañeros y asesor cuando se compartían los trabajos con el grupo, dichos comentarios fueron de gran ayuda para continuar con la construcción de mi escrito. La elaboración de esta autobiografía me permitió conocerme mejor como escritora, ver mis fortalezas y debilidades lectoras y escritoras, así de cómo ha sido mi proceso de aprendizaje.

             En el presente trabajo se expone cómo fueron mis primeros contactos con la escritura, desde antes que iniciara la alfabetización y cómo se ha ido dando el proceso de construcción de conocimientos como alumna en la adquisición de hábitos de lectura, así como las dificultades que he tenido. Destaco el concepto de alfabetización que cuenta con múltiples definiciones, pero me gustó el que ofrece Bertha Brazlavsky, ella recupera la definición que se emplea en el diccionario de alfabetización de la Internacional Reading Association y dice que esta referido a las habilidades de leer, los niveles de lectura y escritura, también los niveles de comprensión, las dimensiones funcionales sociales y culturales, su extensión para nuevas competencias y, sobre todo, como estrategia de liberación en la capacidad de leer el mundo.

            También recupero el relato sobre los escritos que a lo largo del tiempo he realizado, bueno, los que logré recordar; y cómo han influido en mi vida, desde poder escribir un diario personal, hasta la elaboración de un documento para la titulación. Durante mi trabajo profesional también he tenido muchos acercamientos a la escritura, en mi posición como escritora y también como enseñante del lenguaje escrito y oral, tarea que no es nada fácil y menos con preescolares, donde se les brindan las nociones comunicativas del lenguaje.

            Otro punto importante que se retoma es el acercamiento con las TIC´S, cómo me inicié en éstas, cómo han influido en mi quehacer cotidiano y el apoyo que brindan en mi trabajo; las cuales he utilizado de variadas formas: para elaborar documentación, escritos y tareas, y ya con el uso del internet para investigar, platicar con personas lejanas, tener comunicación social y laboral. También incorporo las reflexiones de mi papel como docente al abordar el campo de lenguaje y comunicación. Para concluir el documento se anexan algunas consideraciones sobre cómo mejorar mis habilidades de lectura y escritura, así como los aprendizajes que tuve al desarrollar este trabajo.

 DESARROLLO       

Hacer este recuento de recuerdos, produjo en mí nostalgia y no sólo recordé cómo fue que me inicié en la lectura y la escritura, si no muchas más que vinieron a mi mente. Antes de continuar me gustaría presentarme formalmente: mi nombre es Viviana Godínez Salomón, nací en la Ciudad de Minatitlan, Veracruz; el día 20 de septiembre de hace algunos años; actualmente radico en el Municipio de Texistepec, donde también se encuentra mi centro de trabajo.

            Para poder escribir desde cuándo y cómo me inicié en las letras platiqué con mi madre, para que la información fuera más fidedigna, ya que por la edad que tenía en ese entonces, no recuerdo del todo bien. Lo que mi madre me platicó fue que siempre me caractericé por ser una niña aplicada, que me gustaba hacer garabatos por todos lados, que las paredes de mi casa parecían de grafiteros, aunque no era la única que decoraba las paredes, mis hermanos también contribuían con sus diseños. Cuando asistí al preescolar aprendí muchas cosas más, como colorear y hacer dibujos raros que sólo yo podía entender. Ya para el tercer grado, mi hermano asistía a primero de primaria y fue cuando conocí las letras convencionales: uno de los pocos recuerdos que tengo, es que una tarde que mi madre enseñaba a leer a mi hermano, los dos sentados a la mesa, ella se desesperada porque Pepe, mi hermano, lo único que hacía era llorar, pues no quería estudiar, y mientras ella repetía las letras para que él se las aprendiera, yo las iba memorizando, y así fue como logré aprender mis primeras letras.

            Durante la educación primaria no recuerdo mucho sobre mi acercamiento a la lectura en la escuela, pero sí en casa, cuando observaba a mi padre leer, después que llegaba del trabajo acostado en la hamaca del patio. Él siempre ha sido un lector asiduo, así lo podía ver leyendo el periódico, libros, novelas o las enciclopedias que teníamos en la casa, considero que fue buen ejemplo, aunque pocas veces nos compartía sus lecturas; esos momentos eran para sí mismo, tal vez como parte de su momento de relajación. Mis escritos en esta etapa se reducían a cumplir solo con las tareas que los profesores nos pedían, recuerdo haber hecho planas de letras, números, copiar textos de libros, pero en ningún momento recuerdo que los profesores nos pidieran reflexionar sobre los escritos o que nosotros mismos elaboráramos nuestros propios textos.

            Haciendo memoria, me vino a la mente uno de mis juegos favoritos: “la escuelita”, que jugaba con mi hermana Valeria, ella es la menor de los tres; también lo jugaba cuando llegaban mis amigas, claro, yo siempre pedía ser la maestra. Buscábamos cuadernos viejos y lápices, o cada quien llevaba sus útiles de casa, como no teníamos un pizarrón, utilizaba las paredes y en sustitución del gis, las piedras de laja. Recuerdo que imitaba muchas cosas que mi maestra hacía, como pasar lista a mis alumnas, escribir en la pared para que copiaran, poner tareas (por lo regular planas de letras), calificarlas y hasta exámenes. ¡Qué divertido era para mí ese juego! Pero cuando me tocaba ser alumna, no lo parecía tanto, creo que el gusto por la docencia lo tenía desde pequeña.

            Cuando ingresé a la secundaria, mis padres decidieron inscribirme en una escuela fuera del lugar donde vivíamos, nos teníamos que trasladar a Jaltipan, ya que ellos consideraban que la escuela de ese lugar tenía más prestigio y mejor  nivel educativo. En esta etapa, al parecer, tengo más recuerdos, aunque no del todo claros. En lo académico siempre mantuve un buen promedio, por lo general competía con otros compañeros por los primeros lugares; pero era muy introvertida, casi no me gustaba participar oralmente, tal vez porque siempre que hablaba las personas me preguntaban: ¿por qué hablas así? y yo no sabía qué responder, debido a que no me daba cuenta de la deficiencia que tengo en el timbre de voz.

            Durante este tiempo comencé a elaborar un diario personal, donde podía expresar lo que, tal vez, oralmente no me atrevía a decir. Al escribir en el diario, como sabía que no tendría otro lector más que yo, me podía explayar y desahogar contando todo lo que a una chica de mi edad le ocurría, no sé en qué sentido redactaba, ni tampoco si tenía una estructura lógica, lo único que me importaba era escribir las cosas que me sucedían, lo que sentía, lo que hacía con mis amigas, hasta cuando me ilusioné por primera vez con un chico.

            También recuerdo haber escrito cartas, cartas de amor que por supuesto nunca llegaron a su destino, por que vivía eternamente enamorada de un futbolista profesional. En la escuela mis escritos se hacían cada vez más formales y exigentes, podía escribir textos propios donde explicaba lo que comprendía en la clase o en una pequeña lectura, hasta este momento no me entusiasmaba la lectura, no recuerdo haber ido a la biblioteca voluntariamente, solo asistía para buscar información sobre alguna tarea.

            Cuando ingresé a la Escuela Normal, donde realicé mi preparación como docente, tuve muchas complicaciones con los productos escritos, porque eran de mayor exigencia y con contenidos más elevados de nivel, donde tenía que analizar, investigar, argumentar, entre otras cosas. Y como en la formación previa, la enseñanza al respecto fue casi nula, cuando me tuve que enfrentar a esta situación fue difícil. Pero con apoyo de los maestros y otro poco que tuve que hacer de manera autodidácta, logré obtener buenos resultados.  El reto más grande en esta etapa fue la elaboración del documento recepcional para la titulación (tesis), la cual elaboré con apoyo de un asesor acompañante que me guió en la medida de sus posibilidades para organizar mis ideas y la información obtenida, una vez lista, la tuve que defender por medio del examen profesional, otro reto aun mayor, ya que aún no superaba del todo el miedo a hablar en público, pero a pesar de eso pude titularme.

            Ahora que me desempeño en dos funciones a la vez, como docente frente a grupo y directivo, he tenido que realizar muchos escritos, tales como el diario que utilizamos las educadoras para llevar el registro de lo que se realiza durante la mañana de trabajo, las evaluaciones (que en preescolar son cualitativas y describimos los logros y dificultades de cada uno de nuestros alumnos), las planeaciones y proyectos de los distintos programas alternos que se desarrollan en la escuela; así como redactar oficios e informes.

Siempre he tenido el entusiasmo por aprender y superarme, y este fue uno de los motivos por los que decidí ingresar a la Maestría en la Educación Básica, y desde que la inicié me ha requerido mayor tiempo y dedicación, tanto en las lecturas como los escritos. Es un nivel más avanzado y como tal exige mayor compromiso y dedicación al elaborar los trabajos.

Anteriormente, cuando elaboraba mis escritos, recuerdo que los hacia a lápiz y papel, esto me permitía escribir, borrar y volver a escribir,  hasta considerar que le trabajo me satisfacía, para posteriormente transcribirlo a una versión final limpia, ya fuera con lapicero o en una máquina de escribir; porque no contaba con el acceso a la tecnología de ahora, pues tengo la oportunidad de contar con una la computadora personal a mi alcance. Esto me ha facilitado mucho el trabajo, ahora para hacer mis textos los hago directamente en ella, me permite hacer lo que antes hacía: escribir, borrar y volver a escribir. El acceso a internet ha contribuido mucho en mis escritos, cuando me surge una duda sobre alguna palabra o tema, es fácil investigarlo en distintas fuentes o páginas, aunque, es cierto, se corre el riesgo de que haya páginas no tan confiables y Daniel Cassany lo plantea diciendo que en internet hay mucha basura textual, aunque es necesario reconocer que es resultado del ejercicio de la libertad de expresión.

Cursar la maestría me ha dado bases para la producción de escritos: he analizado los tipos de textos, también algunas estrategias, por ejemplo en qué consiste el resumen, el análisis, cuál es la estructura de una frase o de un párrafo, etcétera. Aunque considero que hay mucho más por aprender y que todos los conocimientos que adquiera los podré utilizar en mi quehacer docente, también espero que me sean funcionales para crear mejores producciones escritas y hacer al final de la maestría el documento para la titulación, espero poder utilizar la escritura de mejor manera en cualquier ámbito en el que esté inmersa.

Siempre he tenido presente mis dificultades con la lectura y la escritura, aunque me gusta leer, muchas veces se me complica comprender los textos y utilizarlos como fuente para sustentar algún trabajo, no sé cómo vincularlos con mis ideas y por ende, al querer plasmalos en alguna redacción lo más difícil es organizar la información para armar el texto. Aunque trato siempre de mantener coherencia en mis escritos, siempre me es necesario volver a leer, lo que por lo regular no hago, tal vez porque no tengo esa costumbre, pero si lo hiciera como método podría entregar mis productos con mejor calidad. Me sucede en la mayoría de las ocasiones con los textos académicos, que no se ni por dónde empezar, mucho menos qué escribir; aunque he encontrado mis propias estrategias: necesito elaborar un listado de los puntos que quiero tratar en el texto, es como una forma de organizar mi mente y saber hacia dónde se dirige lo que voy a redactar.

Lo contrario me sucede cuando escribo cosas personales, cuando comparto mis vivencias, pues aunque también se requiere de un proceso y un orden, me es más fácil ordenar las ideas, puedo plasmar lo que me sucedió, por ejemplo esta autobiografía: que tuvo su complejidad y que cada vez debíamos anexar nuevos requisitos, pero todo el contenido se hizo a base de recuerdos. Aunque habrán quedado muchos sin contar y aunque me he  dado cuenta que entre más escarbo en mis pensamientos más se me vienen a la mente, ha sido una grata experiencia y de mucho aprendizaje.

Mi experiencia de enseñar a otros a leer, se basa en mi trabajo en preescolar, con niños de edades entre 3 y 6 años. Recuerdo que cuando ingresé al servicio me preocupaba mucho que los niños conocieran las letras y aprendieran a escribirlas correctamente, pensaba que así les sería más fácil leer y escribir, se me hacía complicado diseñar otro tipo de estrategias por la poca experiencia que tenía. No sabía cómo hacer para que esta práctica no fuera tan metódica y dirigida, ya que al final hasta a mí me fastidiaba y aburría, ahora que lo considero, puede ser por cómo me enseñaron a leer y a escribir, recuerdo que era a base de copiar una palabra tantas veces que la mano me llegaba a doler.

Actualmente mi percepción sobre la enseñanza de la lectura y escritura ha sufrido modificaciones, gracias a la experiencia que he adquirido a lo largo de diez años de servicio y la preparación constante, ellas me han dado nuevas y variadas herramientas para enseñar a escribir, aunque considero que nunca se termina de aprender y será necesario continuar con este descubrimiento, para poder implementarlo en mi centro de trabajo y recuperar la experiencia pedagógica valiosa que al respecto se ha construido. Sé que lo más importante de la enseñanza de la escritura es que los alumnos comprendan la funcionalidad social que tienen, que con las letras se pueden expresar y pueden seguir adquiriendo mayores conocimientos. La enseñanza de la lectura y escritura en preescolar es solo un acercamiento a lo convencional, se dice que en preescolar no enseñamos al niño a leer y escribir, pero si se le dan las nociones y herramientas básicas que necesita para que en su educación futura le sea útil y aprenda estas habilidades con facilidad.

            En la Educación Preescolar, se trabaja el campo de Lenguaje y Comunicación, el cual plantea un enfoque comunicativo y funcional, donde los docentes llevemos de la mano al educando a la construcción y acercamiento de las nociones lingüísticas, de una manera vivencial, de manera que el niño pueda comprender para qué aprender a leer y escribir, en que ámbitos poderlo utilizar y cómo lograrlo.

            Desde mi posición como docente frente a grupo, he realizado muchas actividades que han sido muy productivas, donde los niños pueden adquirir aprendizajes significativos, como son la lectura de cuentos en voz alta por parte mía, de los alumnos o invitados especiales o la elaboración de escritos, pues aunque muchos no los comprendan, los pequeños logran plasmar sus ideas e interpretarlas, tal vez no de forma convencional, pero efectivamente están teniendo experiencias que los llevaran a la construcción y aprendizaje de la lectura y escritura. Mientras más oportunidades se le brinden a los alumnos mejor y más rápido aprenderán a leer y escribir. Pero este rico proceso, también tuve que comprenderlo, tuve que reaprender cómo se lee y escribe, así como su funcionalidad, quizás era algo implícito en mis conocimientos y era necesario hacerlo consiente.

CONCLUSIONES

Para mejorar mis habilidades como escritora, considero que es necesario diseñar un plan para aplicar estrategias que me permitan avanzar y superar las dificultades que presento en relación con la lectura y escritura. En cuanto a la comprensión de textos, me propongo que durante las lecturas que realice, escriba notas de lo que vaya comprendiendo de los párrafos, ya sea que las escriba en la misma lectura o en un espacio destinado para ello, así como hacer relecturas, porque me he dado cuenta que cuando leo nuevamente el mismo texto puedo visualizar nuevos aspectos y logro comprender mejor, y de tener la oportunidad, comentar con alguien más lo que comprendo de ésta y compartir cuál sería la postura de cada quien.

            En cuanto a la redacción de textos, me propongo fundamentar cómo poder elaborar un escrito congruente, así como las técnicas, paso a paso, de redacción, para ejercitarlas constantemente. Otra propuesta sería, elaborar borradores y hacer relecturas de mis propios productos para valorarlos, corregirlos o modificarlos. Todo esto encaminado a un fin específico a largo plazo, que sería la elaboración de mi tesis al finalizar la Maestría en Educación Básica, aunque también me sería funcional en otros ámbitos como mi trabajo docente.

En cada momento se adquieren aprendizajes, aunque no todos son significativos, pero al redactar estas líneas, aprendí que soy capaz de elaborar mis escritos y mejorarlos utilizando la recursividad, que antes no empleaba, escribía y no estaba acostumbrada a hacer revisiones, tal vez solicitaba a alguien más que lo hiciera por mí y me hiciera comentario, cuestión que tal vez también es válida, pero ahora comprendo que cuando lo hago personalmente puedo identificar mis errores, recordar y anexar nuevas cosas o replantear las que ya plasmé. Fue muy satisfactorio hacer el recuento de muchas situaciones vividas, así como la elaboración de este documento, a pesar de que fue hecho para cumplir una tarea, fue muy emotivo y grato.
 

*Módulo de la Maestría en Educación Básica que imparte la Universidad Pedagógica Veracruzana

 

BIBLIOGRAFIA 

·         Cassany, Daniel. “La metáfora digital: cambios, ventajas y riesgos de leer y escribir en la red”. En: Rodríguez Hernández Blanca Aracely (comp.) Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y Comunicación (228-238).

·         Brazlavsky, Bertha. “Qué se entiende por alfabetización”. En: Rodríguez Hernández Blanca Aracely (comp.) Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y Comunicación (61-77 pp).

·         Galaburri, María Laura. “Aceptar la complejidad de los contenidos a enseñar”. En: Rodríguez Hernández Blanca Aracely (comp.) Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y Comunicación (3-14 pp).