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viernes, 29 de marzo de 2013

MI ENCUENTRO CON EL LENGUAJE


MI ENCUENTRO CON EL LENGUAJE[i]
Daniel Alejandro Muñoz Sierra

I.- INTRODUCCIÓN

En el modulo de Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y comunicación, se plantea como uno de los propósitos analizar mis experiencias con la lengua oral y escrita a modo de reconocerme como usuario de éstas y propiciar la reflexión sobre las complejidades en su aprendizaje.

El motivo de este escrito atiende a dicho propósito pues en éste se plantean los momentos más relevantes que recuerdo haber vivido y, de algún modo, planteo el contexto en que me encontraba y cuyos resultados fueron la apropiación del lenguaje.

También, se hará evidente cómo el enfoque de enseñanza desde el cual el individuo aprende a leer y escribir tiene implicaciones en su vida; en lo personal, a partir de la elaboración de este escrito me percato de situaciones referentes a mis hábitos de lectura y escritura a lo largo de mi vida.

Como docente, ahora tengo la tarea de crear las condiciones para que los alumnos construyan aprendizajes para el dominio de la lectura y escritura, en tal sentido, también expresaré mi postura respecto a esta importante labor educativa, donde precisaré cuál será mi estilo de enseñanza actual en el campo formativo de lenguaje y comunicación.

Finalmente, otro elemento importante abordado en este trabajo, involucra a las prácticas sociales del lenguaje, pues a partir de recuperar mis experiencias se hará evidente cómo los retos que el contexto plantea a los individuos desde la infancia y a lo largo de la vida, va originando avances en el proceso de alfabetización, como señala Nemirovsky M. (2009) “la alfabetización de un sujeto implica un proceso permanente a través del cual avanza y amplía su capacidad para producir e interpretar textos. El entorno tiene un papel decisivo en dicho proceso.”

II.- DESARROLLO

Soy Daniel Alejandro Muñoz Sierra, nací en Juan Díaz Covarrubias, Veracruz, me desempeño como docente de educación primaria y estudiante de la maestría en educación básica; como escritor debo reconocer que no soy una persona que produce diversos tipos de textos por propia voluntad, en lo cotidiano escribo mensajes de texto ya sea en alguna herramienta tecnológica o cuando me encuentro en el salón de clases (en la pizarra) para comunicarme con los alumnos de una forma más concreta y organizada.

Si pienso en cuándo, dónde y con quiénes aprendí a escribir, me percato que aprendí, de manera más directa, en la escuela primaria, aún cuando recuerdo haber adquirido con anterioridad algunas nociones sobre el lenguaje: conocimiento de las vocales y el abecedario, además del lenguaje oral, pues como dice Margaret Meek (2004) “leer y escribir son actividades que están insertas en el habla e inmersas en ella”, por lo que desde uno se encuentra en casa, se comienza a desarrollar el lenguaje con la expresión oral, de ahí que Lerner D. (2001) señale “cuán importante es la contribución del hogar para desarrollar las primeras etapas de de la alfabetización”.

Muchos de los acercamientos al lenguaje fueron con apoyo de algunos compañeros, aunque no recuerdo que me dijeran cómo hacer las cosas, si estoy seguro de haberme fijado en la forma en que ellos escribían y corregir mi escritura a partir de lo observado; pues una dificultad común con la apropiación del lenguaje, tenía que ver con la escritura, en un principio no lograba comprender en su totalidad la correspondencia letra-grafía, es decir, algunas sílabas y sus sonidos se me olvidaban, al momento de escribir me confundía.

Sin embargo, recuerdo al encontrarme sentado junto a un compañero, y hacer uso del lenguaje en interacción con él, pude dar solución a esa problemática, claro, también con el apoyo del docente que en ese momento tuve, es decir, cuando nos dictaban palabras que escribíamos en el cuaderno, yo anotaba lo que podía, pero aquello que desconocía, lo observa de mi compañero de junto para completar mi escritura, en ese momento me encontraba en un proceso de apropiación, porque poco a poco iba comprendiendo esas sílabas que antes no podía.

 Vale la pena decir que cuando me encontraba cursando el primer grado, en el año de 1994, apenas comenzaba a emplearse elementos del programa de estudio 1993 de educación primaria, que ya consideraba el proceso de adquisición del lenguaje desde una perspectiva constructivista.

Sin embargo, debido a la cultura escolar que se vivía en la primaria donde estudié, recuerdo que aprendí, según menciona Vernon, S. (2004) mediante una “enseñanza directa”, pues mi aprendizaje se basó principalmente en el conocimiento sonoro-gráfico del sistema de escritura. Por lo tanto, es probable que de ese hecho surja el motivo por el cual no escribo mucho en la vida cotidiana; es decir, que aprendí el lenguaje pero como algo disociado del contexto.

Referente a ese proceso de apropiación del lenguaje, estoy de acuerdo con lo que señala Kalman J. (2003) “la apropiación… se distingue por el papel protagónico… para satisfacer una demanda de la lenguaje específica de su vida cotidiana” pues en una ocasión mi papá me compró una revista sobre una caricatura que en ese momento se encontraba muy de moda (pantera rosa) y en un primer momento sólo podía leer las imágenes, pues a través de ellas imaginaba lo que sucedía, sin embargo, recuerdo que deseaba leer las letras que acompañaban a las imágenes, pues sabía que ahí decía lo que pasaba, ello me llevó a esforzarme más, hasta que un día, con esa misma revista al estar intentando leerla y entenderla comencé a leer, al punto que con un poco de felicidad le dije a mi papá: “ya sé leer” y en ese instante comencé a leer (pausadamente silaba por silaba) lo que decía la revista.

Por otro lado, si pienso en la clase de textos que he escrito a lo largo de mi vida personal, debo decir que he tenido contacto con la mayoría, principalmente han sido escritos que se me han encomendado elaborar durante mi transito por las diferentes etapas de estudiante, por lo que han ido desde la escritura de cuentos, hasta la elaboración de un documento recepcional. Aunque también, he elaborado textos referentes al trabajo docente, como informes y diarios de trabajo.

Reflexionando acerca de cómo han cambiado mis prácticas escritas de estudiante a maestro, advierto que como estudiante realizaba escritos sin mucha organización, quizá solamente por cumplir con la práctica de escritura; ahora como maestro y estudiante de la maestría, escribo no sólo por cumplir una acción, sino para comunicar ideas de manera clara, para organizar mi pensamiento y sobre todo para atender situaciones de la vida cotidiana. Lo anterior, desde mi punto de vista habla de un proceso de desarrollo del lenguaje.

La implementación de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC’s) ha facilitado el proceso de escritura, pues me permite hacerlo más rápido, al tiempo que hace más sencillo realizar correcciones y revisiones a los textos. Esto ha contribuido con el desarrollo de mi lenguaje, ya que ahora comunicarme por escrito es parte de la vida diaria, es decir, existe una práctica social del lenguaje escrito más intenso y por tanto me he visto en la necesidad de mejorar mis herramientas de producción de textos. Ya sea desde el ejercicio de chatear, hasta la escritura o comunicación mediante correos electrónicos. Lo anterior, no pudo suceder si no porque ingresé a un curso de computación tendiente a desarrollar una alfabetización digital.

En la actualidad, quiero escribir para comunicarme cada vez con mayor eficacia en el mundo que me rodee, y a su vez, ir adecuando mi lenguaje a los cambios que contextualmente se propicien, ya sea algo dentro del ámbito académico o fuera de éste.

En lo general, concibo las prácticas de escritura como un proceso en el que se organizan las ideas y se reestructuran con el fin de comunicar alguna idea de manera clara.

Es de reconocer, que todo lo que he escrito de algún modo influye en mi concepción de enseñanza de la lengua, pues admito que he reproducido de cierta forma algunos elementos de enseñanza con lo que en un momento dado aprendí. Y esto me hace reflexionar acerca de la importancia de profundizar en el tema de la enseñanza del lenguaje, pues es momento de cambiar esa cultura escolar que en ocasiones parece sobrevivir a cualquier reforma o cambio.

Hasta ahora he pensado en los acercamientos más significativos que he tenido el proceso de adquisición de la lengua escrita, y al respecto también me he percatado que el enfoque de enseñanza bajo el cual desarrollé mis conocimientos, atendía principalmente a las cuestiones de ortografía y conocimiento de la tipología de textos y su estructura, que a los fines comunicativos de los textos que se producían. Por ello, al carecer de sentido el lenguaje, no logré desarrollar hábitos de lectura y escritura. Por lo anterior, es importante reflexionar acerca de mi postura ante el hecho de hacer escribir a otros (alumnos).

Desde un enfoque constructivista según señala Vernon S. (2004) “los docentes deben proponer actividades interesantes que no puedan ser resueltas por los niños sin ningún esfuerzo”, lo cual hace referencia a la zona de desarrollo próximo y define el sentido desde el que motivaré a mis alumnos a escribir, es decir, partiendo de situaciones del contexto en donde se planteen necesidades en la producción de textos, esto es, desde prácticas sociales del lenguaje desde las cuales leer y escribir tengan sentido.

El enfoque comunicativo y social que se plantea para la enseñanza del campo formativo lenguaje y comunicación, tiene mucho que ver con mis concepciones, pues a partir de esos referentes teóricos, pienso que al hacer escribir a mis alumnos, determinaré como prioridad los fines comunicativos, más allá de los propósitos didácticos que se planteen en el programa de estudios. Lo anterior, para que los niños vayan encontrando un sentido real al uso del lenguaje, por lo que la construcción de conocimientos sea más significativa.

Es así, como considero que mi posición teórica sobre el trabajo que debo desempeñar en la escuela durante la enseñanza en el campo formativo lenguaje y comunicación, se orienta en un sentido co-constructivista, donde, según Brazlavsky B. (2003) “se ensayan múltiples estrategias para entretejer las experiencias de aprendizaje cotidiano en el medio social con el aprendizaje sistemático y organizado de la escuela…” que acopla de mejor forma tanto los fines comunicativos como los didácticos de la enseñanza del lenguaje.

            Finalmente, una forma de atender las dificultades mencionadas en cuanto a la producción de textos y mis hábitos de lectura, puede ser llevar a cabo el siguiente plan de escritura personal cuyo propósito sea: ser un lector y escritor sistemático y crítico, que haga un uso eficiente de las habilidades de estudio y que sea capaz de regular su aprendizaje al identificar las dificultades e idear acciones concretas para atenderlas; esto, al concluir mis estudios de maestría.

            Con acciones concretas como las siguientes:

1.- Leer textos distintos a los que se encargan en la maestría, para fortalecer el hábito de la misma así como las habilidades del pensamiento que tienen que ver con tal actividad del lenguaje.

            Tiempo de aplicación: Cada tercer día leer cosas como alguna revista de información, periódicos, etc.

2.- Elaborar una narración de lo que sucede en las aulas de trabajo, ya sea de maestría o de la escuela primaria en que me desempeño y esto, al tiempo que me permitirá avanzar en el desarrollo de la escritura, también me permitirá mejorar mi práctica docente, pues si dicha actividad la centro en analizar por escrito lo que pasa en el aula, entonces estaré reflexionando constantemente sobre mi quehacer y sobre los alumnos y por tanto puede ser más sencillo identificar problemas y posibles soluciones.

            Tiempo de aplicación: durante la duración del programa de maestría. Al menos una vez a la semana.

Cabe mencionar que estas acciones adquieren sentido en una idea de Freire P. (2002) que dice “nadie escribe si no escribe, del mismo modo que nadie nada si no nada” de lo cual infiero, que tampoco nadie aprende a leer eficientemente si no lee.

III.- CONCLUSIONES

            Me doy cuenta que mi posicionamiento antes de realizar este análisis autobiográfico de mis acercamientos al lenguaje tenía mucho que ver con ideas tradicionales respecto a la enseñanza, sin embargo, a partir de la reflexión del cómo aprendí, junto con la mención de aquel momento o reto que el contexto me puso en frente y a través del cual aprendí de forma más significativa me hizo replantear mis concepciones didácticas.

            Por ello, después de este escrito, me posiciono como un docente que, desde el enfoque comunicativo y social propondrá ambientes de aprendizaje de la lengua tomando como referencia las prácticas sociales del lenguaje, a modo de que los alumnos adviertan el significado de comunicarse para que fuera de la escuela sean capaces de atender los retos y dificultades que sobrevengan. Así, resulta más importante enseñar a resolver problemas comunicativos lo más apegado a como se darían en el contexto.

            Pues de acuerdo a lo estudiado en el modulo de Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y comunicación, si hay que elegir entre los propósitos didácticos y los comunicativos, hay que atender a estos últimos pues en lo que respecta al lenguaje es lo más importante para la construcción de verdaderos lectores y escritores

            Finalmente, el papel del docente es fundamental, pues de él dependen las situaciones de aprendizaje, pues es el ambiente escolar el que propicia la gran mayoría de los acercamientos para la apropiación del lenguaje.



[i] Trabajo presentado en el “Laboratorio de metodología de la educación básica. Lenguaje y comunicación” de la Maestría en educación básica que imparte la Universidad Pedagógica Veracruzana. Sede Coatzacoalcos.

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