Visita de seguimiento a escuelas
focalizadas por la Coordinación Estatal del Programa de Lectura en Veracruz
NCT: Niños Héroes
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CCT: 30DPB1077L
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El Esfuerzo, Papantla.
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Laura
Citlalli Morales Aparicio
El Programa Nacional de Lectura, a través
de la Estrategia de Asesoría y Acompañamiento a las Escuelas Públicas de
Educación Básica, prevé que se dé seguimiento al 10% de las escuelas
acompañadas. Es decir, de un universo de 840 escuelas de los tres de niveles de
educación básica se visitarán 84 centros escolares en el estado.
Por lo antes
expuesto, se realizó una visita a la escuela primaria indígena Niños Héroes,
con la participación del represente de la modalidad: Reyes Isven Hernández, Profa.
Cristina Olmedo Gutiérrez y Laura C. Morales A., asesor técnico del Programa de
Lectura. Las actividades llevaron el curso que revela el siguiente registro
personal:
La mañana del 19
de febrero de 2013 viajamos a la comunidad El Esfuerzo. Una vez en la escuela nos
presentamos con el director y los dos maestros de grupo, brevemente les
explicamos el motivo de la visita e hicimos entrega de un instrumento de
encuesta.
Los profesores se dedicaron al contestar el
instrumento “Encuesta de seguimiento a la distribución, uso y funcionamiento de
las Bibliotecas Escolares y de Aula”.
Me presenté con
los alumnos del grupo de 6° y 5° grado, les expliqué de dónde y para qué iba. Me
acerqué a sus mesitas y vi que tenían el libro de lecturas abierto, que por
cierto leían a coro cuando llegué. Les pregunté si leían los libros de la
Biblioteca de Aula y casualmente todos tenían uno en su mesa; las recorrí todas
para ver qué era lo que estaban leyendo, los felicité y les pedí que alguien me
compartiera su lectura. Nadie se contagió de mi entusiasmo, todos me miraban y
se miraban entre sí con extrañeza, hasta que llegué a la mesa de un pequeño que
tenía la biografía de César Chávez, le pregunté si quería compartir con todos
su lectura y para mi sorpresa aceptó. Me dijo que “César Chávez era un niño que
trabajaba pero su abuelo ya no quería que trabajara porque no pagaban con
centavos sino con frijol y maseca”. Esto último llamó mucho mi atención.
Luego de que
terminara de hacer su narración, le pedí que me prestara la biografía de César Chávez
para presentársela al resto del grupo, lo hice y utilicé algunas frases de su compañero, les
hablé a muy grandes rasgos del líder agrario… luego les pregunté si sabían qué
era una biografía y me dijeron que no, les conté que las biografías son historias
de vida pero que yo no había leído el libro antes y había adivinado que se
trataba de una biografía, les intrigó mucho. Pregunté si sabían cómo lo había
logrado, nadie respondió pero tenían mucha curiosidad de saberlo, les confesé
que lo supe porque el lomo del libro era café y todos los libros de lomo café
tratan de historias de vida o biografías. Les dio mucho gusto saberlo.
Al final de esta
actividad ya se habían relajado. Procedí a leer en voz alta un poema que tenía
Jéssica, una alumna, en su mesa. Presenté el libro, les leí el título, supimos
que la autora e ilustradora eran españolas así que les pedí que localizaran
España en el mapa de la pared. Nadie se levantó y yo les mostré dónde estaba
Barcelona y dónde Galicia. A pesar de que aún no se animaban a levantarse se
estiraban para ver lo que les mostraba. Inicié la lectura, todos estuvieron muy
atentos, me seguían con la mirada. Cuando se distraían un poco caminaba hacia
ellos; lograba recuperar su atención. Evidentemente disfrutaron que les leyera,
percibieron acertadamente que estaba ahí para atenderlos. Terminó la lectura y
ya estaban mucho más cómodos.
Mientras leía,
el director me interrumpió para invitarme (casi fue una orden) a acompañarlos a
desayunar. Confieso que me incomodó que le diera más importancia al café que a
la lectura que estaba haciendo a los niños.
Volví a los 5
minutos. Decidí hacerles una lectura de imágenes del libro El último turquito del naturalista Miguel Álvarez del Toro. Los
chicos se sorprendieron un poco cuando les dije que no leeríamos las letras,
sólo las imágenes. La primera imagen correspondía al final de la historia y poco a poco se desvelaba el porqué
de la misma, gracias a las predicciones de los niños. Les alegraba mucho descubrir
detalles en las ilustraciones que les permitirían dar cuenta de lo que las
palabras narraban. Se levantaba de sus sillitas y señalaban las ilustraciones
con mucha emoción. En las últimas hojas aparecía un charpe o resortera, les
pregunté quién tenía una y muchos niños levantaron la mano, luego vino el
desenlace de la historia: el turquito murió por un arma como la que ellos
tienen. Sus miradas los delataron. Ellos no pueden evitar que se talen o quemen
los bosques pero sí que pueden dejar de matar pajaritos. Charlamos un poco al
respecto y la actividad terminó con muchas sonrisas.
La siguiente
lectura fue del texto: El hombrecillo de papel de Fernando Alonso. Esta
actividad fue diferente. Ya que los niños estaban interesados en seguirme y
atenderme por voluntad, iniciamos la lectura con la presentación del libro,
calculamos la edad del autor, buscamos su país natal en el mapa, algunos niños
insistían en buscar España en el mapa de
la República Mexicana y sus compañeros le gritaban que ahí no estaba, al
fin lo encontramos. Inicié la lectura y nos topamos con muchos términos
desconocidos. Deducimos las diferencias entre una marioneta y un guiñol, los
niños sacaron sus diccionarios y con las definiciones hicimos un dibujo en el
pizarrón. Conforme avanzaba la lectura aparecían otras palabras que los
pequeños buscaban con rapidez. Nos topamos con la palabra almidonado “El hombrecillo salió limpio y almidonado”. Nadie sabía
qué significaba eso, así que un chico buscó el significado: “Ataviado con excesiva pulcritud” (¡!)
Eso no les decía nada. Escribimos la definición de Almidonado en el pizarrón, dividimos la clase en tres equipos y
cada uno buscaba una de las tres palabras que integraban la referida
definición. De la búsqueda resultaron otras palabras, y juntos armamos una
definición que nos dejara claro qué quiere decir ataviarse con excesiva
pulcritud y por ende, saber cómo había salido el hombrecillo de papel. El
proceso no fue sencillo pero evidenció el proceso de aprendizaje de esos
niños. La lectura tuvo que quedarse en
suspenso con la firme intención de que ellos terminaran de leerlo por su propia
cuenta.
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