LEER Y ESCRIBIR: ETERNOS ACOMPAÑANTES EN MI VIDA
Teodora
Elena Ortiz Cruz
INTRODUCCIÓN
¿Por qué como adultos nos negamos la oportunidad de enriquecer
nuestra habilidad para escribir?, acaso no recordamos que cuando niños
agitábamos el puño en el aire como muestra de que queríamos escribir, el
escuchar “escriban lo mejor que puedan”
era motivo de esforzarse por hacerlo bien, poco a poco hemos ido perdiendo ese
interés, esa emoción por crear nuestros escritos lo mejor que podamos, cuál ha
sido la causa?… pensar que escribir es seguir reglas gramaticales, convencionalidades
de la escritura para algunos muy difíciles de lograr, situación por la cuál
como adultos nos limitamos a escribir sólo lo que por necesidad debemos expresar
y/o mostrar.
Si recordamos cómo
incursionamos en el mundo fantástico de la escritura encontraremos verdaderos
tesoros sobre cómo fuimos desarrollando esa habilidad tan valiosa, tan
irrepetible y a veces muy poco valorada.
La creación de textos
prácticos, vivenciales facilita la expresión de escritos de distinta índole
fundamentados en los sentimientos, conductas, problemas, logros, dificultades, experiencias,
entre otros, que nos trasporten al interior de otras personas interesadas en
leer lo que nosotros producimos, un ejemplo de ello es la creación de nuestra
Autobiografía, obra en la cuál el propio autor se encarga de expresar los
pormenores de su vida.
Justamente una
Autobiografía fue un documento que estuvo presente en todo el proceso del
Laboratorio de Metodología de Educación Básica. Lenguaje y Comunicación tomando
como referencia la adquisición de la
lectura y escritura en mi vida; como estudiante de la MEB me permitió autoanalizar
las diferentes formas mediante los cuales fuí desarrollando la lectura y escritura, con el propósito de reconocerme como usuario de la lengua oral y
escrita y reflexione sobre las complejidades en mi aprendizaje.
El recuperar mi
experiencia como usuario de la lectura y escritura facilitó el reconocer y
comprender que con el paso del tiempo se
han replanteado los métodos, estrategias, recursos, tiempo, utilizado para el desarrollo de la habilidad lectora y
escritora dentro y fuera del aula y aún así se promueve el desarrollo de éstas
competencias comunicativas.
La experiencia
adquirida para aprender a leer y escribir me
provee de elementos para redefinir una propuesta que se acerque a la
práctica social del lenguaje oral y escrito aplicable en las nuevas
generaciones de alumnos que están a mi cargo en la educación secundaria.
El presente documento expresa parte de
mi vida familiar y escolar, entornos donde se hizo posible el favorecimiento de
la lectura y escritura, así mismo se enfatiza la idea que se tenía hace tiempo
sobre el aprendizaje de la escritura, cómo se fue adquiriendo desde el ámbito
familiar hasta el escolar, los procedimientos usados por los adultos para
acercarme a la adquisición de dichas habilidades, cómo se fue practicando la
lectura, la posición de hacer escribir a otros, es decir, las que puedo emplear
al interior mi aula con mis alumnos, al mismo tiempo se argumentan las
propuestas didácticas para implementarse en la enseñanza del Español.
DESARROLLO:
El tener la oportunidad
de expresar a través de estas líneas una faceta de mi vida es realmente
interesante, pone a prueba mi capacidad y habilidad para recordar, indagar y
escribir sobre mí, algo que pocas veces me doy la oportunidad de hacer, soy muy
sensible y tímida razón por la cuál me resulta complejo externar mis
sentimientos a pesar de que puedo
aparentar lo contrario, ¿quieres conocerme?, ven, acompáñame en esta travesía,
mi nombre es: Teodora Elena Ortiz Cruz, soy la menor de 8 hermanas, hija del
Sr. Efigenio Ortiz Pérez y Teodora Cruz Valencia, familia numerosa con
excelentes valores inculcados por nuestros padres quienes a pesar de no ser
alfabetizados pudieron orientarnos en la medida de sus posibilidades para
formarnos como personas de bien, honestas y responsables en todo ámbito de
nuestras vidas, todas mis hermanas cuentan con estudios concluidos algunas de
tipo técnico y otras con estudios profesionales.
Mi infancia estuvo
rodeada siempre de personas adultas, situación que me ayudó en mantener
comunicación constante y diversa con los demás, mi casa aunque muy pequeña para
el número de integrantes de la familia, la recuerdo con múltiples posters,
hojas con autógrafos de artistas pegados en las paredes de los cuartos que mis
hermanas consideraban bonitos, interesantes y valiosos por la forma en que eran
conseguidos, persiguiendo a los artistas a la llegada al hotel que en ese
entonces se llamaba: “Suite Hotel Mina” y que se ubicaba cerca de la casa de
mis padres, en la Av. Justo Sierra, en la ciudad de Minatitlán de donde soy
originaria. Diariamente veía esas imágenes y letras impresas, que me las
aprendí de memoria preguntando constantemente a mis hermanas qué era lo que
decían y jugaba a “leerlas”, aunque no sabía leer decodificando la escritura.
Esta situación se mantuvo por mucho tiempo en mi niñez, puedo afirmar que la
relaciono con los conceptos de disponibilidad, accesibilidad y apropiación
Es un primer indicador
que influyó en el en el proceso de
adquisición de la lectura y escritura, este aprendizaje se inicia en casa
mediante la imitación de la acción de “escribir” guiada por lo que hacían mis
hermanas cuando elaboraban sus tareas, yo pedía materiales, no anotaba nada en
concreto según me dicen, por tanto eso “no era escribir”, porque todavía no iba
a la primaria idea que se tiene sobre la adquisición de la escritura.
La experiencia anteriormente expuesta
se fundamenta con la teoría sociocultural, “la cuál privilegia los procesos
sociales sobre los individuales” Judith Kalman (2003) , el apropiarnos de
prácticas sociales es la consecuencia de accesar a los distintos conocimientos
adquiridos en la interacción con lectores y escritores. Es importante reconocer
que la mayor parte de nuestras habilidades lectoras y escritoras fueron
adquiridas desde antes de incursionar en la escuela, un ejemplo de ello es… De
manera formal mis comienzos en la lectura y escritura se dieron en la escuela
primaria, porque yo no asistí al Preescolar; aprendí a leer y a escribir a los
6 años y medio, este proceso fue bastante complejo tardé más en adquirir la
habilidad para leer, tuve problemas en la escuela porque lloraba mucho, tardé
varias semanas en adaptarme al ámbito escolar, me cambiaron de maestra porque a
la primera la pateaba y mordía al tratar de escaparme del salón, me separaron
de mi amiga y vecina porque también era una llorona y nos juntábamos para
escaparnos, obviamente no aprendí al igual que mis compañeros, hablaron con una
de mis hermanas mayores, informando mi lentitud para leer y escribir.
Dicha situación motivó a
mi hermana Tina a hacerse cargo de mí, después de llegar de trabajar, me ponía
muchos ejercicios y planas de caligrafía (rueda-rueda pelotita; salta-salta
chapulín…), repetición de palabras mal escritas, actividades relacionadas con
la metodología tradicional bajo “la
creencia de que la ortografía es un fenómeno puramente normativo” (Jorge Vaca,
1983), le debía leer el periódico diariamente por que no lograba juntar las
palabras, demoré en lograrlo y pude evitar reprobar año. Mis trazos o grafías
se tonaron claras, letras grandes respetando el espacio sobre el renglón, en
esa etapa usaba para leer las revistas de mis hermanas, me centraba en los
anuncios publicitarios pintados en las paredes o bardas y con ellos practicaba
leyendo en voz alta por el camino de mi casa al lugar a donde me dirigía,
situación que molestaba a las personas con quienes caminaba, continuamente me
pedía que bajara la voz o que me callara.
Durante el primer grado
de primaria me enseñaron la postura “correcta” para escribir, espalda apoyada
al respaldo de la silla, mano izquierda sobre la parte superior del cuaderno
para evitar que se moviera el material; trabajábamos con el libro mágico,
calcaba letras y textos completos; en otros grados de la primaria se fueron
modificando las prácticas de la escritura y lectura, se leía en voz alta para
el grupo, palabras mal pronunciadas implicaban regaños y corrección inmediata
por parte del maestro. Durante les clases acostumbrábamos a enviarnos
“recaditos” que decían: “¿saldrás conmigo al recreo?”, ¿jugamos a lo mismo de
ayer?”, etc., no recuerdo si los mensajes estaban bien escritos y obviamente
eran leídos sin que el maestro lo notara, debíamos enviar respuesta también por
escrito, recuerdo que era divertido.
Estas situaciones vividas durante mi educación primaria muy pocas se
vincularon con la práctica social del lenguaje oral y escrito, hubieron pocas
oportunidades para practicarlo con
personas que las conocen y las usan, en casa y sin saberlo mi hermana al
hacerme leer periódicos o revistas empleaba
dicha práctica lo cuál fue muy favorecedora para los logros futuros en
el desarrollo de mis habilidades.
El recapitular
esas experiencias permiten hacer un análisis de cómo debe promoverse la lectura
y escritura evitando crear una idea compleja y fatigante en las futuras
generaciones de aprendices, ahora bien, como profesora de educación secundaria
promoveré el uso de la práctica social del lenguaje para guiar a mis alumnos en
la resolución de dificultades para leer y escribir, en todo momento buscando
atender sus intereses y motivaciones, encauzando el uso de diferentes
portadores de textos como material de apoyo promoviendo al mismo tiempo la
autocorrección y la retroalimentación de sus escritos o lecturas durante las
clases, proporcionar tiempos reales de trabajo para leer y escribir. El hacer escribir a otros debería ser una de
las metas en toda labor formativa, como docente, en la acción de mis alumnos,
promover en ellos la práctica real de escritura con temáticas de interés
personal.
Es
pertinente que como docente del proceso educativo se fortalezcan las bases de
nuestra habilidad en la escritura debido a que es una acción que realizamos día
a día y sólo con la práctica desarrollaremos nuestras capacidades como
escritores.
La práctica
de la escritura no sólo requiere hacerse al interior de las aulas o en horas de
trabajo formal sino en cualquier momento de nuestra vida cotidiana porque es
ahí donde tendremos más oportunidades de apropiarnos de nuevos modelos o
códigos de escritura que faciliten nuestra comunicación con los demás, por tal
motivo planteo una forma de ejecutar mi Plan
de escritura, que se reduce en:
Llevar diariamente un registro de
observación o bitácora de lo que ocurre en clase, impacto de las actividades
propuestas, actitudes que asumen los alumnos ante las diversas actividades,
habilidades expresadas por mí como decente del grupo, la pertinencia de los
materiales empleados para el logro de los aprendizajes esperados, los tiempos
destinados para cada actividad, los imprevistos surgidos, entre otras
situaciones. Aplicarlo al grupo para que vayan a la par conmigo practicando su
escritura.
Leer en voz alta los escritos realizados para
corregir algunos detalles de imprecisión respecto a la coherencia de las ideas mencionadas (Revisiones
colectivas en clase). Como estudiante de la MEB usar referentes teóricos en mis
escritos, citando ideas expresadas por los autores de los libros o textos de
donde se extrae información, procurar compartirlos con otros compañeros para
retroalimentar el o los textos realizados.
Incursionar con más
asiduidad al mundo de la RED para
enriquecerme de los diferentes modos de expresar ideas por escrito, crear
códigos, familiarizarme con nuevas vías de acceso a la información que
leyéndolas puedo retomar para fortalecer la manera en como redacto mis
escritos; para comprender la forma en
que en la actualidad se expresan los adolescentes que al fin y al cabo es con
quienes convivo diariamente encontrando el por qué de su forma de expresarse
por escrito; la red promueve el reforzamiento de conocimientos cuando
contactamos diversas páginas del internet donde distintos autores expresan sus
propuestas pedagógicas o argumentan información general, es decir, podemos
aprovechar los recursos tecnológicos para leer y escribir que nos ofrece.
(Cassany, Daniel. 2011). Asumir una actitud reflexiva de la lengua
escrita, crear nuevos procedimientos
para abreviar, útiles en mi práctica diaria, evidenciándolos en productos como
recados, cartas, anuncios que pueda compartir con los compañeros de mi clase y
con mis alumnos, es decir, escribir en todo momento.
Este Plan se caracteriza
por ser de tipo Narrativo y Descriptivo por que en él se plantean acciones que
requieren delimitar en forma clara y pertinente la acción escritora que estaré
desempeñando, por ejemplo al redactar la Bitácora.
CONCLUSIONES:
El proceso de
elaboración de la Autobiografía fue complejo en un inicio, debido a que, por
las cualidades y características de mi persona, son pocas las oportunidades que
me doy para explicar situaciones de mi vida, reconozco que es difícil exponer
mis sentimientos los cuales, de una u otra forma se intercalan en la narración
de mi experiencia de vida en la adquisición de la lectura y escritura; se creo
partiendo de ideas aisladas, de recuerdos, conocimientos previos, sobre la
manera como fui adquiriendo la habilidad para leer y escribir, en un primer
momento, en la revisión y observaciones que
hicieron al documento expresaron la falta de un título que representara
el contenido, pocos datos que enunciara el ámbito sentimental en el escrito,
muy generalizada la redacción, con pocos aportes de mi infancia y la manera en
como desarrollé mi aprendizaje con la familia y en la escuela, me limité a
responder a preguntas guía propuesta para la redacción.
Con el paso de las
semanas requerí hacer indagaciones en casa sobre cómo se manifestó la
adquisición de la lectura y escritura, aprendí en este actuar a argumentar los
hechos ocurridos, ser explícita e incorporar en la redacción una forma de
narrar que hiciera evidente lo significativo que había sido mi aprendizaje y la
intervención de familiares cercanos y maestros en la adquisición de la lengua
oral y escrita.
Cuando incursionamos
en el ámbito educativo, nos apegamos a los niveles de exigencia de los planes y
programas y a las necesidades sociales para transmitir u orientar la enseñanza
a nuestros alumnos, en mi formación profesional nos encausaron a generar una
enseñanza formal, guiada por las normas que regulan el uso de la lengua oral y
escrita, es decir una forma tradicional
preocupada por resolver problemas gramaticales en la escritura, partiendo de
conceptos, nociones sintácticas, semánticas y léxicas, preocupados por corregir
la escritura en el alumno y fortalecer la habilidad lectora mediante la
repetición continua de la o las palabras mal pronunciadas; ahora sé que la enseñanza de la lengua o
Español se modifica pensando en una estrategia metodológica centrada en el uso
social del lenguaje, el aprender mediante la práctica, trabajando con temáticas
de interés, aplicables en el ámbito social donde el adulto oriente a través de
su ejemplo las prácticas cotidianas del lenguaje; crear en la institución
espacios alfabetizadores, tanto en la biblioteca del centro como en la del aula
previendo “la existencia de textos como libros, revistas, periódicos, folletos,
documentos de toda índole y personas que
los usan (usuarios), es decir maestros, hacer de la escuela un espacio que
impulse la lectura y la escritura como tarea y responsabilidad de todos”
Nemirovsky ( 2009) , como idea o iniciativa que motive a los alumnos y maestros
a leer y a escribir día a día en la escuela.
Por tanto mi
perspectiva para el desarrollo de la lectura y escritura se identifica con el
argumento de Bertha Brazlavsky (2003) quien afirma que es un “proceso cambiante
en la evolución cultural e histórica que se co construye socialmente en la
evolución individual del ser humano”, porque ni el factor individual, ni los
culturales se activan independientemente, sino que se interrelacionan para
manifestarse como un solo proceso de adquisición de la expresión oral y
escrita. He ahí la función tan relevante que como adulto alfabetizado tenemos
por cumplir en la orientación pertinente de las futuras generaciones de
hablantes y escritores activos.
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