AUTOBIOGRAFÍA
DE EXPERIENCIAS LETRADAS
PASO A PASO EN MI PROCESO DE ESCRITURA
PERLA NAYLEA VARGAS SÁNCHEZ
INTRODUCCIÓN
Las mejores cosas
de nuestra vida, valdría la pena conservarlas y una vez pasado el tiempo,
retomarlas y recordar lo vivido, nos daremos cuenta que nuestro vivir es como
un libro, lleno de capítulos con muchas historias en su interior. Escribir es
sin lugar a dudas un proceso complejo que demanda de quien lo enseña y quien lo
aprende, un gran compromiso pues es sin lugar a dudas la herramienta perfecta
para consolidar el proceso de comunicación entre los seres humanos.
El presente trabajo
autobiográfico tiene como finalidad, la puesta en marcha de las distintas competencias
lingüísticas adquiridas a lo largo de nuestra formación académica y enriquecida
con el trabajo que se desarrolla como estudiante de Maestría en Educación
Básica, retomando algunos planteamientos surgidos a lo largo del Módulo
Laboratorio de Metodología de la Educación Básica. Lenguaje y comunicación, el
cual buscaba desarrollar en los participantes la necesidad de formación y
actualización docente, considerando: el currículo y la práctica docente, pero
sobre todo haciendo énfasis en la consolidación de las distintas competencias lingüísticas
y comunicativas.
Por todo lo
anterior es que el propósito de este trabajo autobiográfico consiste en el
análisis de experiencias con la lengua oral y escrita, con la finalidad de
reconocerme como usuaria de estas, lo cual me permitirá reflexionar sobre mis aprendizajes
y sobre todo la manera en como tengo que abordar esto dentro del aula con mis
alumnos y vincular, estas prácticas sociales del lenguaje que para mí son conocidas,
lograr que sean significativas para ellos y mejorar así su relación con las
producciones escritas y orales, pues es de todos sabido, que la mayoría de
nuestros alumnos no leen, pues ven en la lectura y escritura una aburrición, aun
cuando estas dos actividades por si solas son ampliamente enriquecedoras, el
reto aquí radica en llenar de significado ambas situaciones comunicativas,
favoreciendo de este modo el desempeño académico de los estudiantes.
Sin lugar a dudas,
que mejor estrategia para el desarrollo de las competencias lingüísticas y
comunicativas, que una autobiografía sobre mi relación con la escritura, la
cual será sin duda el vehículo indispensable para consolidar mis competencias y
habilidades de lectura y escritura propias de una estudiante de maestría, ya
que no solamente se escribe, también se habla, escucha, lee y corrige los
distintos borradores que conducirán a la elaboración del texto final. Lo
anterior es sin duda demandante pues exige de quienes escribimos un serio
compromiso por plasmar nuestras ideas de forma clara y ordenada, pues nuestros
trabajos llegan a otras manos para hacer las retroalimentaciones necesarias y
finalmente obtener un trabajo limpio, entendible, coherente y sobre todo lleno
de significado para quien lo elabora.
Es evidente que una
estrategia que sea capaz de brindar al alumno las herramientas necesarias para la
puesta en marcha de sus competencias
comunicativas lo constituye el trabajo autobiográfico, pues permite dar
cuenta de los avances obtenidos de manera gradual, los cuales se encuentran
enriquecidos con cada uno de los borradores que se elaboran del producto final.
Así como también el dotar de significado el proceso de escritura, esto en la
medida de escribir lo que resulta relevante en la vida de quien está
escribiendo.
El presente trabajo
se encuentra divido en tres partes: la introducción en la cual planteó una
breve introducción acerca del tema Lectura y escritura, justifico la
elaboración del trabajo y se brinda un panorama general del contenido de la
autobiografía.
Posteriormente se
encuentra el desarrollo, en el cual se abordan aspectos que considero
importantes en torno a mi relación
personal con la escritura, valoración de las prácticas sociales del lenguaje y
sin duda algo muy importante: Yo maestra, ¿qué debo hacer para que otros
escriban?, sin duda esto último es un gran reto y más aún cuando yo misma no
estoy tan apegada al proceso escrito. Así como también se menciona un plan
personal de escritura, el cual integra propuestas para mejorar mis prácticas
letradas, tanto en el ámbito personal como profesional.
Finalmente se
encuentran las conclusiones en las cuales se
hace una reflexión sobre la reconstrucción de mi posición en torno a las
diversas situaciones y competencias comunicativas, así como el avance en el
desarrollo de mis habilidades lingüísticas y como puedo hacer que influyan en
mi trabajo, mi persona y mi desarrollo académico como estudiante de Maestría.
Sin lugar a dudas la tarea no es fácil, pues escribir es una actividad
compleja.
DESARROLLO
Mi nombre es Perla Naylea Vargas Sánchez, nací en la ciudad de
Coatzacoalcos un 23 de agosto de 1988, hija de la profesora María Sánchez González
y el Sr. Nicolás Vargas Ocampo. Desde pequeña tuve en mi hogar un contexto
alfabetizador, mismo que me permitió empezar a leer y a escribir cuando tenía
tres años aún cursaba el segundo grado de preescolar y si logré afianzar este
proceso a esta edad fue gracias al apoyo continuo de mi madre, quien dedicaba
varias horas guiando mi proceso de lecto-escritura, confieso me gustaba que me
leyeran cuentos así que eso despertó en mí, el interés por aprender sola las
letras y poder decodificar los textos sin necesidad de que alguien lo hiciera
por mí.
Aprendí a escribir a la par de la lectura, pero escribir siempre
significó un reto para mí, recuerdo que
empecé a redactar textos personales a los 7 años y mis primeros pasos en el
mundo escrito comenzaron con la redacción del diario personal que desde los
siete años empecé a realizar, evidentemente eran textos sencillos y carentes de
estructuras lógicas, coherentes y organizadas –según lo que ahora puedo
comprender- sin embargo eran producciones fluidas, llenas de aventuras.
El tiempo siguió avanzando en mi vida y yo,
tristemente he de admitir, perdí este habito que ya había formado y poco a poco
me distancié de la escritura, hasta llegar el punto en que escribía solo por
cumplir con mis trabajos académicos, dedicaba mis ratos libres a redactar
cartas que casi nunca entregué. Durante mi formación académica recuerdo específicamente
la experiencia vivida en la secundaria con un maestro quien exigía resúmenes,
cuestionarios y exposiciones lo cual mejoró notablemente mi ortografía y la
calidad de mis producciones escritas fue bastante notable. De igual manera en
mi formación universitaria empecé a escribir elaborando comentarios de textos
leídos y paráfrasis de lecturas. Ya en el ámbito profesional los textos que escribo
con más frecuencia son los resúmenes, síntesis, pero sobre todo ensayos e
informes, así como el llenado de información administrativa. En una ocasión
recuerdo traté de escribir una novela sin embargo no tuve mucho éxito, pues no
pude ser persistente y cuando decidí retomarla nuevamente me costó demasiado
trabajo y opté por dejarla inconclusa.
Sin duda es evidente que mi relación con la escritura ha mejorado
significativamente, pues admito que existen cambios notorios de mis inicios a
la fecha, ya que cuando escribía desde mi perspectiva de alumna la intención de
mis producciones era la de satisfacer las consignas que en la escuela me
solicitaban, las cuales en sí mismas me permitieron obtener algunos
conocimientos de los que actualmente poseo; sin embargo es muy distinto ser la profesora
que se convierte en alumna de maestría, y deja en evidencia que su relación con
la escritura quizá no está desarrollada como lo debiera estar, pero sí al
menos, consciente de que mis producciones escritas pueden no ser las mejores,
sin embargo considero mis textos tienen sentido. Me reconozco como una
profesionista que se encuentra cursando un posgrado y por ende, mis
habilidades, actitudes, destrezas y competencias se encuentran en constante
enriquecimiento.
Desgraciadamente el problema de la escolarización de las prácticas de la
escritura y lectura, parte de acuerdo a Finocchio (2009) de la realidad que
vive el proceso escrito dentro de las aulas: se escribe para aprender a escribir
(el acceso a la alfabetización inicial en las primeras etapas, respeto y
conocimiento de los géneros),y desgraciadamente este propósito cercena de las
propuestas de los alumnos los propósitos que tiene el escribir fuera de la
escuela.
La escuela no es el lugar exclusivo para que los niños puedan seguir el
camino de apropiación individual de sus prácticas sociales del lenguaje y más
aún desarrollar todas sus competencias comunicativas, más bien en ella se
pueden generar situaciones en las que las prácticas de lecturas y escritura se
conviertan en contenidos de enseñanza, según Galaburri (2000). Es justo aquí
cuando el docente debe dar la apertura y brindar espacios y condiciones
adecuadas para que los alumnos avancen como lectores y escritores, esto será
posible en la medida que los contenidos abordados cobren sentido y quienes
somos responsables del proceso educativo seamos capaces de reestructurar nuestras
prácticas obsoletas de enseñanza de lectura y escritura.
Enseñar a leer y escribir es un desafío que va más allá de lograr la
alfabetización, sino más bien la escuela debe incorporar a todos sus alumnos a
la cultura escrita y oral de manera eficaz, y quienes ya pasaron por ella sean
capaces de desenvolverse de manera eficiente y oportuna pues se han constituido
ya, como miembros plenos de una comunidad de lectores y escritores según nos
dice Lerner (2001). Ahora bien para lograr que dentro de la escuela nuestros
alumnos sean practicantes de la cultura escrita, es necesario re conceptualizar
el objeto de enseñanza y construirlo tomando como referencia fundamental las
prácticas sociales de lectura y escritura.
Con la revisión de las lecturas del módulo, concibo las prácticas de
escritura como aquellas situaciones didácticas que el docente debe construir
dentro y fuera del salón de clases, que propicien en el alumno el desarrollo y
fortalecimiento de su habilidad de
lectura y escritura, contribuyendo a que el niño encuentre en la
escritura, un medio para comunicarse de manera eficiente. Fomentar en él, el
deseo por hacer de la escritura una fuente de desarrollo de habilidades, no
solo escritas, sino de diversa índole, pues escribir no solo tiene que ver con
plasmar letras sin mayor sentido, sino más bien, darle forma y sentido a sus
pensamientos al momento de plasmarlos en una hoja. Según lo que nos dice
Cassany (2009) escribir requiere mucho más que anotar las letras, que redactar.
Hay que reconocer las tipologías textuales, su funcionalidad y así lograr su
correcta aplicación.[1]
Es preciso reconocer, no podemos enseñar algo que nosotros no sabemos,
pues estaríamos siendo incongruentes con nuestra propia ética profesional, la
verdad es que a mí personalmente se me dificulta escribir y a pesar de no ser la mejor escritora, me veo
en la necesidad de brindarle a mis alumnos las herramientas necesarias para que
ellos puedan desarrollar esa habilidad que yo dejé a un lado cuando tuve la oportunidad de
desarrollarla y creo es la oportunidad adecuada para que no solo ellos la
desarrollen, sino yo también la consolide. Como dice Lerner (2001) lo
importante es hacer el esfuerzo de conciliar las necesidades inherentes a la
institución escolar con el propósito educativo de formar lectores y escritores.
Lo anterior solo se podrá lograr en la medida que el alumno se sienta realmente
identificado con su producción escrita, procurar que el texto sea
significativo, despierte su creatividad e imaginación y le permita plasmar lo
que siente y piensa.
Considero que el hecho de ser docente de educación primaria, exige de quienes
realizamos dicha labor gran compromiso y dedicación, pues es fundamental
conocer a profundidad los programas que rigen la enseñanza de la lengua en la
educación básica y siendo sincera muchos de quienes tenemos esa labor, no hemos
tenido acercamiento alguno con el programa. Otra exigencia más es que se exige
de mí como maestra estar preparada, conocer a fondo las diversas situaciones
lingüísticas que deben enfatizarse dentro del salón de clase pero muchas veces es
más fácil trabajar tradicionalmente sin importar el logro de los aprendizajes
esperados.
Es por tal razón que para fomentar en los docentes que tenemos bajo
nuestra encomienda la enseñanza de la lengua oral y escrita dentro de las aulas
que es necesario elaborar un Plan de Escritura personal que me permita a mi
como docente de educación básica consolidar mis habilidades y competencias
comunicativas, para posteriormente transmitirlas a mis alumnos. Dicho plan
consistiría en el subrayado de información relevante, así como toma de notas o
elaboración de esquemas. De manera personal mejorará mi comprensión lectora y
ampliará mi vocabulario, en lo profesional mi relación con la escritura se verá
aún más consolidada, permitiéndome así ser parte de una comunidad de lectores y
escritores y desempeñarme de acuerdo a mi nivel académico.
CONCLUSIONES
A lo largo de las
actividades desarrolladas en el Módulo: Laboratorio de Metodología de la
Educación Básica. Lenguaje y comunicación pude reestructurar mi posicionamiento
como profesora de primaria que se ocupa tambien de la enseñanza de la lengua,
siempre creí que en la escuela se debía enseñar al alumno a escribir bien, a
hablar bien y a leer bien, pero ahora me doy cuenta que el enfoque actual del
Español que es comunicativo y social, no hace énfasis en estas situaciones más
bien, se nos pide lograr que el alumno sea capaz de adentrarse y sobre todo
desarrollar en él el gusto por leer y escribir, adentrar a los alumnos a este
proceso lleno de diversas prácticas sociales del lenguaje, las cuales por sí
solas dotan de herramientas indispensables al alumno para desenvolverse de
manera eficiente y oportuna en las distintas situaciones comunicativas que
socialmente tenga que afrontar.
Trabajar con este módulo
me permitió darme cuenta que aún a pesar de ser una maestra egresada
recientemente de la normal mi manera de concebir la enseñanza del español así
como las formas de hacerlo, están totalmente obsoletas pues lejos de
privilegiar en el niño el gusto por escribir, muchas veces sin darnos cuenta y
al seguir aquellas viejas estructuras metodológicas para la enseñanza de la
lectura y escritura, lo único que hacemos es alejar a los alumnos generando
apatía y rechazo total al mundo del lenguaje oral y escrito. Sin embargo no todo
está perdido, pues el programa de Educación primaria en cada uno de sus grados
plantea diversas estrategias metodológicas que es indispensable recuperar y
aplicar dentro de las aulas.
No es posible que
sigamos educando a los niños del futuro, con las estrategias del pasado. Quizá
en su momento fueron muy buenas, pero ahora, las necesidades son otras y el
contexto así como las distintas necesidades de aprendizaje del alumno demandan
de quienes somos docentes, el establecimiento de estrategias, formas de
enseñanza y actividades novedosas, pero sobre todo cargadas de significado para
el alumno, dotándole las herramientas necesarias para ser un usuario eficiente
de la lengua en sus distintas acepciones.
Es necesario
formular como contenidos de enseñanza no sólo los saberes lingüísticos sino también
los quehaceres del lector y escritor: hacer anticipaciones sobre el sentido del
texto que se lee y posteriormente verificar que tan acertadas fueron. Así como
también es fundamental que los alumnos se vuelvan coescritores de sus
compañeros, es decir sean capaces de enriquecer mutuamente sus producciones
escritas, esto solo se logrará en la medida que el docente sea capaz de
compartir la responsabilidad de evaluar textos, con sus alumnos a quienes les
estaría permitiendo de esta manera enfrentarse a problemas de escritura que no
podrían descubrir, si el papel del corrector fuera asumido por el docente,
según Lerner (2001).
La integración de
las competencias lingüísticas y comunicativas
así como del perfeccionamiento de las competencias didácticas me va a permitir
a mí como docente, buscar la manera de privilegiar dentro del aula el análisis
didáctico de la enseñanza del lenguaje dentro de la educación básica.
Para finalizar
reconozco la importancia de privilegiar las prácticas sociales del lenguaje
como situaciones didácticas en que el alumno pone en juego sus diversas
competencias lingüísticas y comunicativas propias del campo de formación
Lenguaje y comunicación, pero aplicables a todas las demás asignaturas del
currículo de educación básica, así que ahora ya sabemos, el desarrollo y
consolidación de estas competencias no es trabajo específicamente del trabajo
en Español, puede que en este se dé mayor énfasis al trabajo y desarrollo de
las mismas, sin embargo se consolidan mediante su uso en las diversas
asignaturas y trabajos que se realizan dentro y fuera del salón de clases.
BIBLIOGRAFÍA
· Galaburri,M.L.
(2008). “La enseñanza del lenguaje escrito en la escuela”. En la enseñanza del
lenguaje escrito. Un proceso de construcción. (Pp. 15-18). Buenos Aires: SEP/
Novedades educativas.
· Finocchio,
A. Ma. (2009). “La escritura en la escuela”. En Conquistar la escritura:
saberes y prácticas escolares (Pp. 20-37). Buenos Aires: Paidós
· Lerner,
D.(2001). “Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario”.
En Leer en la escuela: lo real, lo posible y lo necesario (Pp.53-60).México:
Fondo de Cultura Económica.
·
Cassany, D.
(2009). “Para ser letrados”.En Voces y miradas sobre la lectura (pp. 159).
Barcelona: Paidós
[1] Cassany, D. (2009). Para ser letrados. Voces y miradas sobre la
lectura (pp. 159). Barcelona: Paidós.