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jueves, 7 de marzo de 2013

Lectura en Veracruz: primaria indígena del Totonacapan


Visita de seguimiento a escuelas focalizadas por la Coordinación Estatal del Programa de Lectura en Veracruz

 

NCT: Niños Héroes
CCT: 30DPB1077L
El Esfuerzo, Papantla.
 
 
 
 
 
 

Laura Citlalli Morales Aparicio

     El Programa Nacional de Lectura, a través de la Estrategia de Asesoría y Acompañamiento a las Escuelas Públicas de Educación Básica, prevé que se dé seguimiento al 10% de las escuelas acompañadas. Es decir, de un universo de 840 escuelas de los tres de niveles de educación básica se visitarán 84 centros escolares en el estado.

Por lo antes expuesto, se realizó una visita a la escuela primaria indígena Niños Héroes, con la participación del represente de la modalidad: Reyes Isven Hernández, Profa. Cristina Olmedo Gutiérrez y Laura C. Morales A., asesor técnico del Programa de Lectura. Las actividades llevaron el curso que revela el siguiente registro personal:

La mañana del 19 de febrero de 2013 viajamos a la comunidad El Esfuerzo. Una vez en la escuela nos presentamos con el director y los dos maestros de grupo, brevemente les explicamos el motivo de la visita e hicimos entrega de un instrumento de encuesta.

Los  profesores se dedicaron al contestar el instrumento “Encuesta de seguimiento a la distribución, uso y funcionamiento de las Bibliotecas Escolares y de Aula”.

Me presenté con los alumnos del grupo de 6° y 5° grado, les expliqué de dónde y para qué iba. Me acerqué a sus mesitas y vi que tenían el libro de lecturas abierto, que por cierto leían a coro cuando llegué. Les pregunté si leían los libros de la Biblioteca de Aula y casualmente todos tenían uno en su mesa; las recorrí todas para ver qué era lo que estaban leyendo, los felicité y les pedí que alguien me compartiera su lectura. Nadie se contagió de mi entusiasmo, todos me miraban y se miraban entre sí con extrañeza, hasta que llegué a la mesa de un pequeño que tenía la biografía de César Chávez, le pregunté si quería compartir con todos su lectura y para mi sorpresa aceptó. Me dijo que “César Chávez era un niño que trabajaba pero su abuelo ya no quería que trabajara porque no pagaban con centavos sino con frijol y maseca”. Esto último llamó mucho mi atención.

Luego de que terminara de hacer su narración, le pedí que me prestara la biografía de César Chávez para presentársela al resto del grupo, lo hice y  utilicé algunas frases de su compañero, les hablé a muy grandes rasgos del líder agrario… luego les pregunté si sabían qué era una biografía y me dijeron que no, les conté que las biografías son historias de vida pero que yo no había leído el libro antes y había adivinado que se trataba de una biografía, les intrigó mucho. Pregunté si sabían cómo lo había logrado, nadie respondió pero tenían mucha curiosidad de saberlo, les confesé que lo supe porque el lomo del libro era café y todos los libros de lomo café tratan de historias de vida o biografías. Les dio mucho gusto saberlo.

Al final de esta actividad ya se habían relajado. Procedí a leer en voz alta un poema que tenía Jéssica, una alumna, en su mesa. Presenté el libro, les leí el título, supimos que la autora e ilustradora eran españolas así que les pedí que localizaran España en el mapa de la pared. Nadie se levantó y yo les mostré dónde estaba Barcelona y dónde Galicia. A pesar de que aún no se animaban a levantarse se estiraban para ver lo que les mostraba. Inicié la lectura, todos estuvieron muy atentos, me seguían con la mirada. Cuando se distraían un poco caminaba hacia ellos; lograba recuperar su atención. Evidentemente disfrutaron que les leyera, percibieron acertadamente que estaba ahí para atenderlos. Terminó la lectura y ya estaban mucho más cómodos.

Mientras leía, el director me interrumpió para invitarme (casi fue una orden) a acompañarlos a desayunar. Confieso que me incomodó que le diera más importancia al café que a la lectura que estaba haciendo a los niños.

Volví a los 5 minutos. Decidí hacerles una lectura de imágenes del libro El último turquito del naturalista Miguel Álvarez del Toro. Los chicos se sorprendieron un poco cuando les dije que no leeríamos las letras, sólo las imágenes. La primera imagen correspondía al final de la  historia y poco a poco se desvelaba el porqué de la misma, gracias a las predicciones de los niños. Les alegraba mucho descubrir detalles en las ilustraciones que les permitirían dar cuenta de lo que las palabras narraban. Se levantaba de sus sillitas y señalaban las ilustraciones con mucha emoción. En las últimas hojas aparecía un charpe o resortera, les pregunté quién tenía una y muchos niños levantaron la mano, luego vino el desenlace de la historia: el turquito murió por un arma como la que ellos tienen. Sus miradas los delataron. Ellos no pueden evitar que se talen o quemen los bosques pero sí que pueden dejar de matar pajaritos. Charlamos un poco al respecto y la actividad terminó con muchas sonrisas.

La siguiente lectura fue del texto: El hombrecillo de papel de Fernando Alonso. Esta actividad fue diferente. Ya que los niños estaban interesados en seguirme y atenderme por voluntad, iniciamos la lectura con la presentación del libro, calculamos la edad del autor, buscamos su país natal en el mapa, algunos niños insistían en buscar España en el mapa de  la República Mexicana y sus compañeros le gritaban que ahí no estaba, al fin lo encontramos. Inicié la lectura y nos topamos con muchos términos desconocidos. Deducimos las diferencias entre una marioneta y un guiñol, los niños sacaron sus diccionarios y con las definiciones hicimos un dibujo en el pizarrón. Conforme avanzaba la lectura aparecían otras palabras que los pequeños buscaban con rapidez. Nos topamos con la palabra almidonado “El hombrecillo salió limpio y almidonado”. Nadie sabía qué significaba eso, así que un chico buscó el significado: “Ataviado con excesiva pulcritud” (¡!) Eso no les decía nada. Escribimos la definición de Almidonado en el pizarrón, dividimos la clase en tres equipos y cada uno buscaba una de las tres palabras que integraban la referida definición. De la búsqueda resultaron otras palabras, y juntos armamos una definición que nos dejara claro qué quiere decir ataviarse con excesiva pulcritud y por ende, saber cómo había salido el hombrecillo de papel. El proceso no fue sencillo pero evidenció el proceso de aprendizaje de esos niños.  La lectura tuvo que quedarse en suspenso con la firme intención de que ellos terminaran de leerlo por su propia cuenta.

lunes, 4 de marzo de 2013

Aprender y compartir lo que se aprende. Registros básicos de la relación tutora.

Aprender y compartir lo que se aprende. Registros básicos de la relación tutora.
Sandra Ortíz Martínez



Registro del proceso de estudio

Tema: Un barco de papel

Tutora: Vania León

Aprendiz: Sandra Ortiz

 

Le pedí a Vania que me tutorará el tema, pues es un tema que trabajaremos en próximas visitas a algunas escuelas focalizadas. Sabía que era de poesía y tenía expectativa sobre el acercamiento que se había decidido para estudiarlo.

Vania fue muy amable y accedió. Me dijo que el tema se llama “Un barco de papel” e inició preguntándome algunas cosas, como ¿dónde hay barcos? Y me pidió que dibujara uno. Hice un trazo muy básico de un barco, ella me pregunto cosas sobre él: ¿de qué material es? , ¿por qué es un barco?; le dije que es de madera y es un barco porque tiene un cuerpo que flota en el agua y tiene una vela que le da dirección. Me preguntó que dónde he visto barcos de madera y recordé que vi uno encallado en Ensenada y que viaje en uno en Campeche; Vania me preguntó ¿qué otro tipo de embarcaciones existen?, le dije que hay barcos de carga que son enormes y los he visto en el puerto, también cruceros que son de lujo y para descansar, y que los que más había visto y usado son los que se usan para cruzar los ríos.

Me preguntó que si podía hacer un barco de papel, le dije que me sería difícil, pero que lo intentaría. Lo intenté y también me quedó una estructura muy básica que más bien parecía una lancha. Ella me dijo que imagináramos que tenía una vela y que le dijera dónde lo pondría a navegar, sólo recordé la pileta de agua que hay en casa y le dije que ahí. Luego me preguntó que si de niña había hecho barcos de papel y dónde los había navegado, le dije que sí, que cuando llovía  se hacía un pequeño arroyo afuera de casa y que ahí jugaba con mis hermanos con barcos de papel que hacían mis hermanos. Fue un lindo recuerdo con olor a tierra mojada.

Vania siguió metiéndome en un contexto mojado y me pidió que escribiera en una frase la definición de mar, le pregunté que si esperaba una definición académica y me dijo que como yo quisiera, escribí esto:

Mar: Espacio real o imaginario, que con relación a un sujeto aparece inconmensurable.

Me pidió que hiciera lo mismo con lluvia.

Lluvia: fenómeno meteorológico y emocional, en donde el agua o las emociones forman ríos y escurren, a veces, risas.

Decidí hacer así las definiciones pues, con respecto a mar, creí que quizás en la mayoría de veces escucho la palabra mar en contextos en donde el mar es un espacio no real, sino figurado. En el caso de lluvia, Vania me pidió que recuperara lo que había recordado sobre el juego con los barcos y mis hermanos y por eso lo escribí así.

Mi tutora me preguntó que si me gustan las adivinanzas y le dije que en general sí, me preguntó si me podía hacer unas, contesté que sí, me divirtió la idea. Leyó la primera y no pude responder acertadamente, pues fije el significado real de la primera referencia “¿qué es un animal que come y grita sin cesar, siempre va pidiendo agua pues come con mucha sal?” le dije que era una gaviota… ella río y dijo que no, esperó un segundo intento, pero decidió mejor hacerme una segunda adivinanza y luego regresar a la primera, la segunda me pareció más clara y adiviné enseguida, se trata de la lluvia.

Luego me dijo que se trata de dos adivinanzas de Nicolás Guillén, incluidas en un libro llamado___ , me preguntó ¿qué tienen en común mis definiciones y las adivinanzas? Y le dije que el uso del sentido figurado, sólo que Guillén hace una imagen precisa para describir el mar y la lluvia.

Vania me ofreció a leer, primero en silencio y luego en voz alta, un poema de Guillén llamado “Un son para niños antillanos”. El poema es muy lindo. Me preguntó que si me gustó y por qué, le dije que sí, que es muy musical; me preguntó que por qué tenía esa cualidad, le dije que quizás por las palabras que se repiten, algunas rimas y que sin haber analizado la métrica, parecía que los versos tenían la misma cantidad de sílabas según se ubicaran en cada cuarteto. Me preguntó si conocía cosas sobre Guillén le dije que sí, pero pocas cosas: que era un poeta cubano, negro y que su poesía se caracterizaba por su musicalidad nítida.

Luego regresamos al poema para analizarlo en el contenido, mi tutora me preguntó que si había palabras que desconociera, le dije que conocía todas, pero algunas con poca precisión, por ejemplo, la ubicación de los lugares de los que habla o el significado preciso de “proa” y “popa”. Me preguntó dónde se ubica cada uno en un barco y se apoyó de mi barquito de papel, contesté correctamente. Luego vimos dónde se ubica el mar de las Antillas, encontramos un Atlas del mundo muy completo y encontramos fácilmente a las Antillas, pero no señalaba el mar referenciado, así que complete la búsqueda en internet, de la Wikipedia extraje lo siguiente:

Mar de las Antillas: Es el mismo que el Mar Caribe, es un mar abierto y tropical, es llamado así por estar ubicado al sur y al oeste del arco antillano. Limita al norte con las Antillas mayores (Cuba, La Española (Haití y República Dominicana) y Puerto Rico), al este con las Antillas menores (Antigua y Barbuda, Barbados, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Trinidad y Tobago), al sur con Venezuela, Colombia y Panamá y al Oeste con México, Belice, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica.

Fue un ejercicio rico ubicar el mar en el mapa y ver los viajes que había recorrido el barco del que nos habla Guillén, Vania me compartió que ella había buscado en un diccionario enciclopédico y había encontrado que “es el mar que divide el Mar Caribe y el Atlántico”, quedamos conformes con suponer que se trata de un debate entre especialistas.

Luego me preguntó a qué se refería “Un cañón de chocolate/ contra el barco disparó/ y un cañón de azúcar, zúcar,/ le contestó.” Le decía que el azúcar puede ser emblema de Cuba como región productora preponderante de azúcar, pero que no sabía a qué se refería con “cañón de chocolate”. Vania me dijo que quizás podíamos hacer varias interpretaciones, pero que pensara y recuperara el origen del autor, la composición de la población de las Antillas y pensara si es que el poema tenía relación con el contexto colonial de la región, le contesté contenta de descubrirlo que sí y que cobraban significado otras cosas como “Una negra va en la popa/ va en la proa un español:”, como una representación de la relación de poder que tienen negros y blancos.

Me hizo pensar en que siempre que he leído algún poema de Guillén pienso en lo lúdico y musical que es y pocas veces me detengo a hacer un análisis más profundo del contenido. Me sorprendió mucho y fue una experiencia linda.

Me compartió un par de textos relacionados con las Antillas, la vida de Guillén y luego regresamos al poema, específicamente al título, me preguntó ¿qué es un son? Y cosas relacionadas con el género musical. Yo sabía que era un género musical con muchas variantes, sabía que en México se tocan muchos y reconozco con claridad el son jarocho y el huasteco; también que es muy popular el son cubano.

Vania me contó cosas sobre el son y me ofreció unas copias con información relativa. Por ejemplo me pareció interesante ver que es un género musical cultivado en regiones costeñas o ligadas al mar, Vania me decía que es quizás por su origen, ya que fueron herencia de marineros[1] a poblaciones en tierra firme. Una de sus características distintivas es la repetición, ya sea de estribillos o compases.

Veo en común con el poema de Guillén, que son párrafos con cuatro versos y en el interior se repiten palabras, algunos como “anda y anda el barco barco” se repite varias veces.

Finalmente Vania me puso algunos ejemplos de sones, y me regaló un poema de lectura gratuita.

Este tema me mostró lo rico que puede ser entrar a estudiar un tema que puede tener muchas cosas que conozco y mostrarme algo que no sé o no he visto:

-        Guillén ofrece un “Son para niños antillanos”, dulce, tierno, lúdico y musical, y también un son lleno de historia y lecturas críticas de ella.

-        El recurso musical que usa es claro y nítido, el uso de la repetición de palabras, fragmentos de palabras y versos, lo hace reconocer fácilmente como un son.

-        Guillén ofrece un son a niños antillanos y no sólo a niños cubanos, es decir habla de la historia de la región cultural y no sólo de su país.

 

 

Guión de tutoría

Tema: Un barco de papel

Tutora: Vania León

Aprendiz: Sandra Ortiz

 

Con el estudio del poema de Nicolás Guillén “Un son para niños antillanos” pude construir una mirada más fina para leer la poesía del mismo autor, conociendo algunos aspectos específicos del contexto desde dónde escribe, así como recursos que utiliza. Me acerqué de manera más específica al conocimiento de la región de las Antillas, así como el género musical del son.

 

Esto se expresa en la síntesis de mi registro:

-        Guillén ofrece un “Son para niños antillanos”, dulce, tierno, lúdico y musical, y también un son lleno de historia y lecturas críticas de ella.

-        El recurso musical que usa es claro y nítido, el uso de la aliteración o de la repetición de palabras, fragmentos de palabras y versos, lo hace reconocer fácilmente como un son.

-        Guillén ofrece un son a niños antillanos y no sólo a niños cubanos, es decir habla de la historia de la región cultural y no sólo de su país.

Con respecto al trabajo que espero realizar como tutora con este tema, es posible que apoye a reconocer los mismos elementos que trabajé.

Primeramente es necesario hacer un encuadre del tema, planteando que trabajaremos un texto poético de un autor cubano, llamado Nicolás Guillén, que la intención de trabajarlo es reconocer algunas características que lo hacen placentero y analizar el contenido desde el contexto geográfico, cultural e histórico que plantea.

Como anticipación la idea es presentar el título y conversar sobre su acercamiento a los barcos, solicitar que dibuje uno, que lo construya en papel y cuente los lugares de navegación de los barcos que hizo o los que ha hecho antes, que identifique donde está el “adelante” y “atrás” del mismo. Este primer acercamiento sirve para situar un campo semántico relacionado con barcos, mar, ríos, agua, lluvia, piletas, lagunas.

Una vez que estamos en el tema, es posible pedirle que escriba una definición-descripción de una de las palabras del campo enunciadas arriba, quizás solicitarle también -dependiendo de su nivel de descripción y solvencia- en el diccionario, la misma definición, y luego leer una adivinanza de Nicolás Guillén o de Artemio Ríos para que compare las definiciones y deduzca cuáles son las similitudes y diferencias, la intención es que diferencie las que usan sentido literal y sentido figurado. Algunas preguntas que ayudan a explorar esta diferencia son: ¿cuál definición se apega al significado real de la palabra?, ¿cuál hace una o más comparaciones?, ¿cómo se le llama a esta diferencia? Una manera de que el aprendiz deduzca y nombre dicha diferencia es que busque en el diccionario “literal” y “figurado” y señale cuál corresponde a qué definición y argumente su respuesta.

Después de esto es presentarle el poema de “Un son para niños antillanos” y pedirle que primero lo lea en silencio y luego lo lea en voz alta, preguntarle ¿qué le pareció?, ¿si le gustó?, ¿qué fue lo que le gustó?, ¿cómo sintió la lectura en voz alta?, ¿cómo lo sintió en la lengua?, ¿cómo suena al oído?, ¿qué es lo que hace que parezca musical y rítmico?

Este es un buen momento para registrar.

Luego de tomar notas sobre la musicalidad del poema, le pediremos que identifique las palabras que no conoce, que intente deducir el significado, ayudarle a lograrlo. También pedirle que ubique los lugares de los que habla e identificar en un mapa las rutas de navegación del barco del que se habla. Ofrecerle información sobre el contexto histórico, social y cultural de las Antillas, preguntarle ¿qué significa “una negra va en la popa” y “va en la proa un español”? ¿Qué significa “un cañón de chocolate/ contra el barco disparó,/ y un cañón de azúcar zúcar,/ le contestó”?, ¿qué significa “Anda anda el barco barco,/ sin timonel... sin capitán”?

Este es otro buen momento para registrar.

Es posible presentar en este momento la biografía del autor, identificar su lugar de nacimiento en el mapa, y vincularlo al análisis del título del poema, regresar al mismo y preguntar ¿por qué se llama “Un son para niños antillanos?, ¿por qué no para niños cubanos, si el autor es cubano?, ¿qué tienen en común las islas antillanas?, ¿por qué podrían entender este son todos los niños antillanos? ¿Qué es un son?, ¿te gusta el son?, ¿qué sabes del son? En este momento es posible pedirle que lea unas notas sobre el son, que escuche algunos ejemplos y conteste ¿qué de común tienen las canciones con el poema?, ¿por qué este poema es un son?, ¿quiénes cantan y bailan los sones?, ¿dónde viven?, ¿qué hay de común con el lugar de nacimiento del autor y las islas antillanas?

La síntesis de aprendizaje que realice el aprendiz debe referir al sentido literal y figurado, al poema y su significado en el contexto geográfico y cultural, así como al género musical.

 

Registro de tutoría

Tema: Un barco de papel

Tutora: Sandra Ortiz

Aprendices: Flor Ivette de 2o.B, Iris del Carmen de 2o.A y Esmeralda de 2o.B. Escuela Telesecundaria Benito Juárez García, Comunidad Morelos del Municipio de Soteapan, Veracruz.

Iniciamos el trabajo de tutoría después de presentar la actividad general al grupo de seis niñas que tutoramos en la Telesecundaria, como una estrategia ligada a la promoción de la lectura a través de redes de tutoría, que organizamos el maestro Artemio Ríos y yo, en acuerdo con una de las maestras del plantel.

La escuela tiene nueve grupos de alrededor 30 alumnos, el director es comisionado y maestro frente a grupo. Trabajamos sólo con alumnas de segundo y una de tercero.

Yo trabajé con tres, todas de segundo, ninguna dijo ser hablante de popoluca, las tres tenían algún grado de introversión y timidez, una más que las otras dos, se trata de Esmeralda, por ello decidí iniciar el tema juntas y luego claramente separarlas.

Presenté el tema, dije lo que trabajaríamos y comenzamos a conversar sobre los barcos, Iris es una niña que viene de la ciudad más cercana que es Acayucan, y por eso sabía más cosas sobre barcos (había visto más), Flor tenía referencias claras, había visto barcos en la televisión, igual que Esmeralda. Les pedí que dibujaran un barco y me lo mostraran. Cada uno lo hizo y de aquí en adelante cada una siguió su propio proceso, de manera general Esmeralda iba un poco atrás y tenía más dificultades para verbalizar respuestas y comentar lo que pensaba, no obstante el nivel de las niñas en general era bastante bueno.

Iris hablaba de los barcos en el mar y la lluvia que llena de agua los mares, Flor habló del mar y de la lluvia, Esmeralda hablaba del río y de la pileta de su lavadero, trabajé esas palabras con ellas. Cada una hizo definiciones correctas de dichas palabras; aunque Iris posibilitaba análisis más finos, por ser más expresiva y espontánea; por ejemplo, cuando definía mar decía que era “infinito”, su argumento para sostener su definición era que como el mundo es redondo el mar no tenía inicio o final, se navegaría siempre sin terminar; fue muy interesante y tuvimos que recurrir a otra estrategia para diferenciar “infinito” como un dato no correcto en una definición literal y hablamos de planetas y universo. Cuando llegamos a la diferencia entre una definición y otra, Flor mostró mucha claridad sobre el sentido recto y figurado, los podía nombrar e identificar sin problemas, con Iris y Esme fueron necesarios más ejemplos y buscar en el diccionario. Las tres asentaron este elemento con confianza y Flor escribió que había aprendido que “las palabras pueden tener diferentes tipos de definiciones”.

Al pasar al poema, las tres reconocieron la musicalidad del poema, no obstante con Esmeralda creo que influyó que había visto parte de la tutoría del otro grupo que estaba en el mismo salón y no supe si reconoció esto por cuenta propia o por escucharlo de la otra conversación. Iris fue muy clara en mostrar su sensación de ritmo, pues decía que al leer el poema en voz alta “sentía que la lengua se le iba sola”. Sobre todo en el párrafo de “Pasan islas, islas, islas/ muchas islas, siempre más” era sencillo reconocer que la repetición hacía  el ritmo del poema.

Al ver las palabras que desconocían Iris y Flor coincidieron en “timonel”, “proa”, “popa”  y los lugares de los que habla el poema, Esmeralda no alcanzó a hacer este análisis, pues no sólo iba en un ritmo diferente, sino que tuvo que irse un poco antes. Para Iris y Flor encontrar significados e identificar las rutas del barco no fue difícil, les acerqué un Atlas que llevaba y unos mapas, en donde era posible reconocerlo. También les facilité la biografía que me dio mi tutora sobre Nicolás Guillén, así iniciamos, las tres juntas, la conversación sobre el contenido del poema, hablamos sobre las rutas del barco (en los mapas que llevaba no está señalado Portobelo, se los señalé yo, creo que hay que buscar uno que lo incluya), el color de la piel de los que habitan las Antillas y Flor recordó que el texto que leyó decía que las islas antillanas habían sido colonias de España y luego de Inglaterra, Francia y otros países, y por eso había gente blanca, pero no sabían por qué había gente con la piel de color negro. Flor también identificó como analogía la conquista española en México, les pregunté que en México quién hacía el trabajo más pesado durante la Colonia y dijo que los indígenas y quiénes se quedaban con la riqueza, contestó que los españoles; les pregunté lo mismo para las Antillas y no pudieron contestar la primera pregunta, sí la segunda; entonces les conté del proceso de tráfico de personas de África y de cómo los traían a territorio americano para realizar los trabajos más duros. Cuándo pregunté  ¿qué significa “una negra va en la popa” y “va en la proa un español”, Flor dijo que tiene que ver con la discriminación que hacen los de la gente blanca a la gente de color; después pregunté ¿Qué significa “un cañón de chocolate/ contra el barco disparó,/ y un cañón de azúcar zúcar,/ le contestó”? y miré a Iris para que participará más activamente y ella contestó que también tenía que ver con el color de la piel: el de chocolate era la gente negra y el de azúcar era la blanca; les comenté que era posible, aunque también de contexto estaba que Cuba es una isla productora de gran producción azucarera, pues se siembra muchísima caña, que eso del cañón de azúcar también puede estar relacionado con ello. Finalmente pregunte ¿qué significa “Anda anda el barco barco,/ sin timonel... sin capitán”? Iris más inspirada que al principio, dijo tímida, pero clara, que significa que al final todos somos iguales y nadie tiene que mandar. Me emocionó escucharla y les dije que con eso terminábamos esa parte, que por favor siguieran el registro que ya habían comenzado.

Como el tiempo se nos acababa revisé lo que llevaban del registro y les pedí que se detuvieran para explicarles del guión de tutoría que harían en la semana y yo revisaría el siguiente viernes. Expliqué y leímos un par de poemas que ellas eligieron, con esto cerramos la actividad.

 

No pudimos trabajar lo del son, aunque creo que la comprensión global del tema era bueno y suficiente, pues al leer las síntesis finales de Iris y Flor había referencia clara al contenido del poema. En el caso de Esmeralda le pedí a Flor, quien estudia en el mismo grupo que ella que le apoyará en la parte que le faltó.

Creo que el tema tutorado es rico en posibilidades de trabajo, en esta tutoría identifiqué la necesidad de mejorar los materiales de consulta, por ejemplo los mapas y algunos datos sobre las Antillas que sirven para dar contexto al análisis del poema.

Posteriormente llegaron todos los maestros de la escuela y comentamos sobre la actividad, nos acompañaron las alumnas que habían sido tutoradas y todas comentaron alguna cosa de las que habíamos trabajado, claro, las más extrovertidas lo hicieron sin que representara un esfuerzo, las otras lo hicieron con más dificultad, pero con claridad y seguridad.

Con los maestros pudimos compartir información general sobre la estrategia y comentarles que si bien, por tratarse de una escuela focalizada, deberían estar trabajando con la estrategia de redes todo el tiempo, y dado que para esto no tienen apoyo; les invitábamos a conocerla con sus alumnos y a tomarla como una estrategia de apoyo, pues algunos de ellos desarrollan proyectos cocurriculares o realizan estrategias de promoción de la lectura; también comentamos que pueden utilizarla para estudiar los temas en donde los alumnos necesitan más apoyo.



[1]             El dato que nos ofrece Wikipedia es que fueron soldados que desde el Oriente lo trajeron a la Habana en 1909. ¿Qué es el son?

sábado, 2 de febrero de 2013

Reporte de Doctorantes de Harvard de su visita a la Región Modelo de Orizaba-Zongolica


Veracruz

I.             Description of visit

In January 2013, Jefferson Pestronk and Peter Fishman traveled to the State of Veracruz, region of Zongolica, to observe the work of the Estrategia Integral para la Mejora del Logro Educativo (EIMLE).  We spent a full day at each of three schools:
1) Telesecundaria “La Libertad” in the community of Atlanca (Los Reyes)
2) Telesecundaria “Jose Vasconcelos” in the community of Xaltititla (Rafael Delgado)
3) Primaria Indigena “Adolfo Lopez Mateos” in the community of Tehuipango (Tehuipango)
At each school, we were fortunate to meet students, faculty, staff, and parents, speaking with them about their experience with las relaciones tutoras.  We were also fortunate to be tutored by several exceptional students, engaging in nearly a dozen temas.    
      At Telesecundaria “La Libertad,” Jefferson engaged in the tema, “The Will,” with Victor, learning several key rules of Spanish punctuation. Peter worked with Lucero on the story of “Oetzi,” pulling out main ideas and supporting evidence from a Spanish text.
      At Telesecundaria “Jose Vasconcelos,” Jefferson engaged in two mathematical temas -- plotting coordinates on the Cartesian plane and finding the area of a circular segment -- with Miguel.  Peter also engaged in two mathematical temas -- resolving quadratic equations and finding the area of a circular segment -- with Luz del Carmen.  Later, Peter read “Aplastamiento de las gotas,” a piece by Argentine writer Julio Cortazar, with student Joel. 
      At Primaria Indigena “Adolfo Lopez Mateos,” Jefferson worked on a science tema -- stages of human development -- with student Ana Gabriela.  Later, he engaged in the tema “Ying Yang” with Maria Jose, a student from Secundaria Tecnica Agropecuria #126.  Peter was also tutored by a student from the secundaria, Vladimir, on the coordinates of the Cartesian plane, and worked with a primaria student, Kevin, as he learned to calculate the area of a circular segment from a secundaria student, Juan.
The following sections include our observations and reflections about the tutoria model.  It is important to note that our takeaways are necessarily limited by the period of time that we had with students and the number of schools that we visited.  Both within and between schools, we witnessed a range of implementation of the model -- from some student engagement that very closely approximated the conceptual underpinnings of the model to other engagement that seemed to capture the process, but departed from the spirit, and other engagement that captured the spirit, but departed from the process.    

II.             Observations (when the model is done well)

Focus on the instructional core: In their seminal book, Instructional rounds in education, Elmore, City, Teitel, and Fiarman define the instructional core as “the relationship between the teacher and the student in the presence of content” (Elmore, et al. 2009).  As those authors describe, any large-scale initiative intended to improve student learning must focus attention on the instructional core.  Initiatives that do not in some way impact the relationship between teacher, student, and content, are unlikely to change student learning outcomes.  More than most other educational reforms that we have had the opportunity to study or experience, the tutoria model focuses on the instructional core.  Indeed, the entire model depends upon the teacher (tutor), student (tutored), and content (tema).  No extraneous resources are required or envisioned by the model.  Instead, the model functions by focusing the attention of all stakeholders (teachers, students, parents, administrators) on the student’s engagement with content. 
      Is the content rich and rigorous? 
      Does the tema sit within the student’s zone of proximal development? 
      Does the student carry the cognitive load of engaging with the tema? 
The tutoria model demands that stakeholders ask, and answer, each of these questions.    

Personalization: One of the central promises of the tutoria model is increased personalization of instruction for each student. As the EIMLE leadership described in our kickoff meeting in Mexico City, good learning requires both interest from the learning and knowledge/competence from the teacher. By allowing individual students to select the areas of content in which they want to work, the design of tutoria can use individual interest and engagement to its advantage. The one-to-one or small group structure of tutoring also provides individualized attention, not just simply choice of content. Extensive research has documented tutoring as one of the most effective pedagogical structures when done effectively (see, e.g., Benjamin Bloom’s 1984 paper, The Two Sigma Problem), in large part because an effective tutor can diagnose and address students’ idiosyncratic needs at the earliest possible moment and with customized strategies.

One of the persistent challenges in providing one-to-one tutoring, however, is its resource-intensive nature. Several of the school leaders and staff we spoke with identified the tutoria model as a supplement to the overall structure of the school, which is one way to address resource constraints (e.g., time, people, funding). Students who desire enrichment, or those in need of reinforcement or remediation, can receive tutoring to help move them along, at a lower cost in resources than organizing the entire school day as tutoring. In other cases, one tutor was able to work with multiple students at the same time because there was often significant downtime for the tutor while each student worked on components of the tema. Each of these strategies suggests different ways of allocating limited resources to maximize the impact of the model and may warrant additional investigation to see which is effective in what contexts.

Rigorous discourse: In her work on English Language Arts classrooms in the United States, Pam Grossman of Stanford University has found that deep student learning occurs when students have opportunities to engage in extended discussions in which they develop their ideas and interpretations and in which they are asked rigorous and challenging questions.  Encouraging students to show their thinking increases intellectual acuity and precision.  Too often, however, students are asked rote questions with only right or wrong answers and, in many classrooms, are rarely pushed to show deep conceptual understanding of content.  By asking students to carry the cognitive load and discover answers for themselves, the tutoria model pushes students to develop their ideas and to engage in intellectually precise thinking.  When tutors do not give answers, but rather ask probing questions and when students do not stop at simple solutions, but rather must demonstrate multiple layers of understanding, they are deepening their engagement with content and increasing the likelihood of genuine, sustained understanding.

An example helps to illustrate this point.  Kevin, a primaria student at Primaria Indigena “Adolfo Lopez Mateos” was completing a tema wherein he had to find the area of a circular segment.  Kevin found the area by determining the area of the whole circle and then using angles to determine the percentage of the circle represented by the segment.  However, his tutor, Juan, did not let him merely show that he knew the area of the segment.  Instead, since he had used pi to calculate the area of the whole circle, Kevin’s tutor pushed him to demonstrate the derivation of pi.  Through a series of probing questions, Juan guided Kevin through an exploration of the relationship between diameter, circumference, and pi, showing how its value was derived from the ratio between circumference and diameter.  By the end of the relacion tutora, Kevin could do more than calculate the area of a segment and parrot back the equation representing pi.  He could explain to other students the derivation of pi.        

Knowledge exchange and non-cognitive skills: One of the most heartening experiences of viewing tutoria in action was invisible during the actual process of tutoring but emerged in conversations after working with students. Multiple students indicated that one of their favorite elements of the model was the ability to help their peers understand content better and learn things that they otherwise would not have the opportunity to learn. Put briefly, the tutoria model expanded the leadership role of students in their own learning, and the students grasped that role eagerly. Two brief vignettes help illustrate the point:
      Miguel, a secundaria student at Telesecundaria “Jose Vasconcelos,” wants to be a math teacher when he grows up because the tutoria approach has shown him how much he enjoys helping other students who are struggling
      Ana Gabriela, a primaria student at Primaria Indigena “Adolfo Lopez Mateos,” learned the tema about Stages of Human Development because the only student in her school who knew that tema would graduate to secundaria shortly and Ana Gabriela did not want that knowledge to be lost
Both of these examples show students taking what is, in our experience, unusual agency both for their own learning and for the learning of their peers.

This ownership of learning fits in with other “skills” that we observed in some of the students with whom we worked, all of which might fall under the umbrella category of the so-called “non-cognitive skills.” These include skills like motivation (as discussed earlier under personalization), and grit and persistence (overcoming challenges in the learning process, for example). Similarly, redefining who has knowledge worth knowing and teaching by making the role of teacher and student more fluid, and emphasizing the primacy of wanting to learn something over already knowing something, the tutoria model may have an impact on the development of growth mindsets as described in Carol Dweck’s research. Ultimately, because the tutoria model aims to help students learn how to learn, these non-cognitive skills may be just as important as the knowledge exchanged.


III.          Challenges identified

The takeaways described above were what we saw when tutoring seemed to go well. However, it must be said that not all of the interactions we observed demonstrated these positive characteristics. We believe that at the heart of this may lie two interrelated challenges: the ambitious expansion goals established for the tutoria program and the difficulty ensuring the right balance of consistency and local adaptation inherent in such an ambitious expansion.

Ambition of scaling: The expansion goals laid out for the program are truly astounding. As a central element of the Ministry of Education’s efforts to improve Mexico’s lowest-achieving schools, EIMLE aimed to bring the tutoria model to approximately 9,000 schools. As a point of reference, this is nearly twice as many targeted schools as the United States Department of Education’s School Improvement Grants (SIG), which target 5,000 low-achieving schools in the United States. The SIG program was initially funded with an investment of $3.5 billion, with additional funding in subsequent years. There were few indications that a similar commitment was made to the tutoria program. To be sure, funding is not sufficient on its own to improve schools, but resources to support additional staff, capacity-building at different levels of the system, development of new instructional materials, and so on are enablers of success.

Consistency of the model: In an expansion of the scale described above, it is neither surprising nor (perhaps) bed that implementation was not consistent across sites. What was concerning, however, was that the variation did not seem to be the result of a planned process or in response to particular contextual differences across sites. Across the different schools, we observed different descriptions of the tutoria model, different structures for carrying out tutoring, different beliefs about whether the school should be creating its own temas, different structures (and adherence to the structures) for demonstrating mastery of content, and so on. Based on conversation with the Veracruz team, it also seems that the level of support available to schools varies greatly (perhaps related to the scaling ambitions): some ATPs support a handful of schools and others tens of schools; some ATPs are former educators or other professionals while others received the job through political connections; some schools receive significant training from their regional offices while others do not.

In our experience, reform efforts and programs undergo a process of deciding what must be “tight” about the model and what can be “loose.” Put another way, any school or state implementing tutoria MUST do some things while being flexible on other things. However, what these particular components are was not always clear. Federal leaders made clear that a core tenet of the model is that the first tutoria experience must be lived, but other than that laid out few non-negotiables. Hence, the implementation of the model was inconsistent. Whether this should be the case is a separate question, but we observed it to be the reality.




IV.            Questions

Our observations about the model and our acknowledgment of the challenges inherent in expanding this pedagogical practice to rural schools across Mexico necessarily raised several questions about the model going forward.  We present these questions within the framework of the four broad areas of observation noted above.

Instructional core: The tutoria model focuses attention on the relationship between teacher (tutor) and student (tutored) in the process of content.  Elmore and his colleagues note that coherence among the elements of the instructional core is key in increasing student learning.  With this in mind, we wondered: How does EIMLE create coherence between elements of the instructional core, while allowing for flexibility, customization, and student-driven choice of temas?  Coherence occurs when teachers and students shared a common vocabulary and a common understanding of the tutoria process and when content is aligned with the process.  The model’s vocabulary of temas, guiones, anticipacion, and demonstraciones, when understood commonly by teachers and students, contributes to the coherence of the model.  Moreover, there appears to be an appropriate “grain-size” of content -- a discrete skill embedded within a broader context with real-life application -- that is well-suited to the tutoria model. 

As EIMLE seeks to scale the model, we wondered what elements of the model must remain consistent and what elements might be adapted for a local context.  For instance, when tutoria is applied to the topic of carpentry, as the community of Atlanca intends to do, does the “grain-size” of content shift or remain consistent?  Could a tutor offer a tema on the building of a chair or must he select a more discrete skill, such as the smoothing of a piece of wood?  Implicit in this question is whether the “grain-size” of the content is key to ensuring coherence of the model.  The same question may be asked of various elements of the model.  For instance, in at least two schools that we visited, use of the culminating demonstracion was infrequent.  Students demonstrated their knowledge to the tutor, but were rarely asked to present to the broader class community.  When we did witness demonstraciones, the format and depth of each presentation varied widely.  This element of the model lacked coherence.  We wondered whether expectations for a demonstracion should be consistently applied across students and across schools or whether this element of the model was one that might be highly differentiated based upon the individual school and the individual student. 

Our research and experience in scaling programs in the United States suggests that there is not a simple formula for determining when and how to be consistent and coherent and when and how to allow for flexibility and differentiation.  The critical practice is to be in the habit of consistently evaluating when to be loose and when to be tight.        

Personalization: We had the good fortune to experience tutoring from students at both the primaria and secundaria levels. The experience was relatively different; the younger students we worked with were less likely to treat the tutor’s role as the possessor of knowledge who should provide it when the tutee struggled, rather than to help the tutee discover answers himself by providing gentle guidance. This seems unsurprising that some of the specifics of the methodology would be more difficult for younger children to grasp, but it does raise the question of the extent of applicability for a single methodology. Specifically, is the same tutoria methodology equally appropriate for students of different ages?

A second question is whether the methodology is equally appropriate for all types of knowledge. The intellectual roots of the tutoria model share much with the “deschooling” movement articulated by theorists such as Ivan Illich. Both are premised on the idea that individuals who are personally motivated to learn and are given the opportunity to connect will glean valuable knowledge from interacting. However, in Illich’s explication of his idea in Deschooling Society, he gives examples of interactions that are more unstructured, such as individuals meeting through the use of technology (in a pre-internet era) to discuss a book of common interest. In this example, there are not right or wrong answers; what two people take from a piece of literature is almost certainly going to be different. However, the same is less true in subjects such as mathematics (see below for an example), science, or in teaching principles of language such as grammar. In these cases, more explicit structure or guidance may be valuable to ensure that students retain accurate knowledge. Given these differences in types of knowledge, need the methodology change?

In both of the cases described above, the experience of the EIMLE team may suggest that the methodology is flexible enough to accommodate learners of different ages and of different subjects. If that is the case, then our experience in Veracruz suggests that schools and students implementing the methodology may need more help understanding how to apply it.

Rigorous discourse: As noted earlier, a key feature of the tutoria model is the depth of exploration embedded within each tema.  This depth is partly achieved through scripting of the tutoria process.  Each tema should include an anticipacion section, wherein students access prior knowledge and predict what they will learn.  At the conclusion of each relacion tutora, the student analyzes his or her learning process by answering four key questions (What did I learn?  How did I learn it?  What difficulties did I encounter?  How did I resolve these difficulties?).  Scripted procedures such as these ensure that the student engages in meta-cognitive reflection.  The intention is for learning to be dynamic and deep, not rote and shallow. 

In several instances, however, we witnessed student activity that was more procedural than substantive.  This occurred both when students acted as tutors and when they were tutored.  In one example, a secundaria student answered an anticipacion question by saying that he expected the tema to be “interesting.”  The tutor, who was also a student, accepted this response and moved on to the next step in the process, despite the fact that the answer lacked both substance and evidence of deep thinking.  The tutor might have asked, “What do you think will be interesting?  Why do you think it will be interesting.”  However, the tutor seemed happy to have “checked off the anticipacion box” and to move on. 

We saw this type of procedural thinking play out again and again.  It made us wonder: How does the model ensure that the focus is on the learning itself rather than the procedures underlying the learning?  We wondered if more might be done with students to develop understanding of the purpose behind each procedure.  Indeed, at times, it seemed that students had learned a procedure without knowing why, for instance, they might ask their tutees to predict the content of a given tema.  If a tutor knew, for instance, that he was looking for evidence of prior knowledge applied to the a given topic, he might be less likely to accept “interesting” as an adequate response to an anticipacion.     

Knowledge exchange: As noted earlier, the interaction between students and their desire to take collective responsibility for their own learning is a strength of the tutoria model when it is done well. However, there are risks to students, rather than more experienced or knowledgeable teachers, taking the lead. (Note that we do not assume here that all teachers are more experienced or knowledgeable, but it seems a safe assumption that on balance teachers have more instructional experience and content knowledge than students.) Most notably is the risk of incorrect or incomplete exchange of knowledge, something that both of us experienced or witnessed during our school visits. It is worth noting that our colleagues who visited other states also indicated they experienced the same phenomenon.

Specifically, during temas that we either received or observed, students taught content that was explicitly incorrect, not simply a matter of questionable interpretation or pedagogy. An example was a mathematical formula that had been taught incorrectly to the student, which one of us discovered when our answer did not match the answer that student, acting as the tutor, had recorded. Fortunately, in this particular instance the error could be remediated because the student had not tutored any other students in that particular tema yet, but that seems unlikely to be the case in other circumstances.

This raises questions about how to catch this type of misunderstanding quickly and systematically. At least in theory, the presentation that the student performs at the end of the tutoring session should be the check on mastery, but in our experience those presentations were often much more focused on process than on content mastery; alternatively, some other form of assessment could be conducted in an effort to identify potentially incorrect knowledge.