Registro 2:
ELABORACIÓN DE FÁBULAS
Mariana Hoyos Rivera
El día miércoles 7 de agosto del, 2016 vino el maestro para
nuestra clase de lectura acompañado de su esposa, la maestra Sandra.
Cuando llegamos al salón, la maestra Margarita llegó con sus
alumnos para integrarse con nosotros.
Después de acomodarnos y de que el maestro se instalara,
empezó a leer un libro de versos titulado: versos
sencillos.
Acabo de leer y nos dijo que revisaríamos 3 registros, 1 de
cada grupo.
El primero que revisamos y corregimos fue el de mi compañero
Héctor Manuel, de tercer grado.
Tenía algunos problemas de ortografía con las
mayúsculas, los puntos, comas y acentos.
El profesor nos explicó que el “si “condicional no lleva
acento, pero el “sí “afirmativo si lleva.
Luego de terminar íbamos a empezar a corregir de segundo y
el siguiente era el de Luis Enrique, pero no había terminado de capturar.
Así que empezamos a con los de primero, ya que la maestra
Mago sólo había revisado 3 registros.
Empezamos con el de Jair Iván.
Empezó por leerlo y el maestro iba marcando con color las
palabras que estaban mal escritas o les faltaba acentos.
Nos dijo que el título de un libro siempre va en cursivas.
Explicó que: cual, cuando y quien, cuando son de preguntas
llevan acento y cuando dan una explicación no.
También dijo que los pronombres personales llevan acento,
sin embargo, si la palabra cumple otra función no.
El texto de Jair si nos costó trabajo porque en algunas
partes no se entendían las oraciones, pero entre todos lo logramos.
Después el profesor propuso que para la siguiente clase los
alumnos de segundo y tercero ayudaremos a los de primero a corregir en las
computadoras de la escuela.
Seguimos trabajando con las fábulas, leímos una llamada “La
cucaracha soñadora” la cual estaba relacionada con el libro de La Metamorfosis.
Luego de esto Héctor leyó “La rana auténtica”.
También leímos “El cerdo de la piara de Epicuro”, y buscamos
en el diccionario piara que quiere
decir: manada de cerdos. Explicó que
quinta es como un rancho a las afueras.
Después repartió los libros de La oveja negra de autor Augusto Monterroso.
Nos leyó una fábula tradicional titulada: “El labrador y sus
hijos “que trataba de un labrador que tenía una huerta y cuando estaba a punto
de morir le dijo a sus hijos que todo los tesoros que poseía los dejaba en
ella. Y que cuando quisieran repartirlos fueran a buscarlos.
Después de la muerte del padre los hijos fueron a la huerta
y removieron la tierra tanto que dio muchos frutos. Entonces se dieron cuenta que los tesoros eran los
frutos.
Y la moraleja era: el trabajo es el verdadero tesoro
del hombre.
El maestro pidió que se levantaran los niños que habían
faltado la clase anterior y dijo que los ayudáramos.
A mí me tocó trabajar con Rosario.
Pasamos a tomar nuestros animalitos nuevamente para empezar
hacer nuestra fábula.
Rosario se sentó junto a mí, para hacer más fácil el
trabajo.
Yo hice mi fábula y quedó así:
LA GAVIOTA QUE ENSEÑO
A VOLAR AL ÁGUILA
Había una vez un águila que no le gustaba volar porque le
daba miedo la altura, era un águila muy tímida que hasta el ruido más mínimo la
asustaba.
Su nombre era Rosa pero todos le decían Rosita.
Un día salió de paseo y se encontró con la gaviota Lina
quien le preguntó que cómo iba con su vuelo, el águila le dijo que no tan bien
porque cada vez que lo intentaba parecía inútil y que se iba a dar por vencida.
La gaviota al escuchar esto decidió que ella le enseñaría.
Al águila no le pareció tan brillante la idea pero aceptó.
Ese día estuvieron intentando un largo rato, parecía inútil.
La gaviota dijo que descansaran mientras la aconsejaba y le
decía que tenía que volar porque las águilas lo hacían.
Ella la escuchó con mucha atención y decidió impulsarse con
mucha más fuerza, parecía que se iba a caer, pero ella puso todo de su parte
para que no fuera así.
¡Por fin lo logró! con mucho gusto las dos regresaron a casa
muy felices y Rosa le agradeció a la gaviota. La gaviota Lina tenía que
marcharse porque se acercaba el invierno pero antes le dijo: “nunca te des por
vencida”.
Su moraleja era: si te propones algo lo puedes lograr.
Salimos al receso, cuando entramos empezamos a leer las
fábulas y su moraleja.
Después se nos quedó de tarea que leyéramos en casa nuestros
trabajos.
También nos dijo que las ilustraremos y luego haremos un
libro con estas.
Empezó a repartir los libros para leer.
Como yo todavía me faltaba de leer dos cuentos de mi libro, El llano en llamas de autor Juan Rulfo,
decidí empezar a leer.
Cuando acabé, tomé otro libro que se llamaba La casa de la costurera de la autora
Angélica Gonzales.
Como estaba pequeño lo terminé de leer rápido. Luego leí
otro libro titulado: El niño y la muerte de Horacio Robledo.
Algunas palabras que no entendía se las preguntaba a la
maestra Sandra y ella me las explicaba.
Mientras todos nosotros leíamos las maestras trabajaban con el asesor.
Se terminó el tiempo
de leer y pasamos a nuestros lugares.
Sandra y el maestro Artemio nos explicaron que para entender
un libro hay que concentrarse.
Luego preguntaron que si queríamos llevarnos un libro a casa
para leerlo.
Yo elegí el de La
fórmula del doctor Funes su autor es Francisco Hinojosa.
Como la vez anterior hicimos una ficha sobre el libro, autor
y alumno.
Llego la hora de salida