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domingo, 24 de octubre de 2010

EJERCICIO DE NARRACION ORAL EN EDUCACIÓN PREESCOLAR

EJERCICIO DE NARRACION ORAL EN EDUCACIÓN PREESCOLAR


Jackeline Huerta Peñaflor

El presente trabajo fue realizado para el curso "Lenguaje y español" impartido por el Consorcio Clavijero en Estado de Veracruz, México.

FUNDAMENTACION DE LO NARRADO

Dentro de mi grupo de 3ºA de preescolar, recientemente uno de mis alumnos me preguntó acerca de las herramientas que utilizan los mineros y directamente cuestionó por qué no se habían caracterizado de mineros ellos, cuando el ciclo escolar pasado, durante un proyecto, analizamos algunas profesiones, oficios y servicios, entonces ignoramos el trabajo de la minería.

Por tal motivo la siguiente narración oral rescata un poco dicha actividad y está dentro de los temas que los niños que escuchan hablar a sus mayores y ven en la televisión. Situación que causa curiosidad en algunos alumnos.

La narración, creada por quien escribe, se basa en un hecho real (rescate de 33 mineros), en un lugar (mina San José, de Copiapó, Chile) y tiempo determinado (dentro de los meses de agosto a octubre). Narrada en tercera persona.

Los personajes que emplearé sólo serán los que causaron mayor expectación e intriga en mí, adaptándolos a mi perspectiva, tratando de provocar diversas emociones y sentimientos en el receptor, estimular la imaginación, enriquecer el vocabulario y establecer el orden verbal de la secuencias.

Estrategia previa a la narración:

La educadora interroga a los niños, con respecto a explicar quién de ellos sabe qué es una mina y quien labora ahí, posteriormente los intrigara para permanecer atentos a una narración que es tenebrosa, con personas y hechos reales. Una vez que queda clara que es una Mina y quien y como se trabaja procederá a narrar lo siguiente.

Titulo de la narración: El rescate

Orden de los sucesos

1. Situación de equilibrio en la que de pronto ocurre algo inesperado o provoca disturbios.

Era el día 5 de agosto del 2010

En un país llamado Chile. En un lugar llamado Copiapó llegó a trabajar Luis, antes de entrar a la mina tomó su lista y empezó a nombrar a sus trabajadores, al terminar todos entraron subiendo por un pequeño carrito que los hacía descender a las profundidades de la tierra. El camino es demasiado obscuro. Aunque después, para llegar hasta donde se encontraba el oro y el cobre de las piedras, tendrían que bajar sólo 33 mineros, caminando por diversos túneles. Mientras bajaban Raúl notó que había muchas piedras caídas en el camino, que goteaba agua de entre la tierra y que por ocasiones se escuchaba que las paredes de tierra de la mina tronaban como si alguien moviera el piso, él pensó que algo no estaba bien en la mina.

“Sera necesario decirle a Luis, al jefe, al dueño, a quien sea, que deberán bajar a la mina para observar la debilidad de los ductos, que ya está muy vieja la mina, podría haber algún derrumbe. También les diré que necesitamos lámparas con mayor intensidad de luz, cascos nuevos, más arneses, botas, trajes especiales para no tener frio ni calor.”

De pronto alguien interrumpió su pensamiento, diciéndole:

-Ándale, date prisa en bajar a la mina hay que ver quién gana esta vez el oro.

Era Mario quien bajaba corriendo pues quería darse prisa para encontrar cobre y llenar algunos costales, pues sabía que así terminaba su trabajo y pronto regresaría a casa.

Así permanecieron los 33 mineros picando las piedras con los picos, perforadoras y palas hasta que llegó la hora del almuerzo, subieron unos metros al desayunador (éste era un área del túnel en el que varios compañeros aprovechaban para compartir sus alimentos, conversar y descansar).

De pronto grito Luis: -¡Corran! ¡Corran! ¡Derrumbe! ¡Cúbranse! ¡Al Desayunador!

Al tiempo que lo gritaba, se podía sentir como temblaba la mina, un ruido estrepitoso, un resquebrajamiento de tierra, penumbra, terror, obscuridad, una nube de polvo cubría la zona, piedras caer, los mineros trataban de llegar al desayunador pero caían al piso y sólo pensaban en cómo protegerse.

Lloraban del miedo pensando que morirían rápidamente aplastados por toneladas de tierra.

Sin duda todos temblaban de la angustia, su respiración era agitada, podían sentir como el corazón palpitaba tan rápidamente que parecía salirse y cerraban los ojos pensando que todo era una pesadilla y pronto despertarían

2. El héroe aparece con la intención de recomponer el equilibrio.

Luis busco su casco lo coloco nuevamente en su cabeza, saca su lámpara y la enciende al tiempo que trata de ponerse de pie. Tenía pequeñas heridas causadas por las piedras y comienza a exclamar:

-¡Compañeros! ¡Compañeros! ¡Raúl! ¡Yoni! ¡Mario! ¡Contesten! ¡Enciendan sus lámparas los que me escuchan!

-¡Luis, Luis! Alguien lloraba mientras le hablaba, era Mario. Se abrazaron, sólo hubo llanto.

Rápidamente Yoni encendió su lámpara y les hiso señales de vida, se levantó y así, uno a uno de los 33 mineros fueron acercándose entre sí. Yoni corrió por el botiquín de primeros auxilios y curó las heridas de sus compañeros.

Luis dijo: saldremos de aquí, ya casi termina el turno compañeros.

3. El héroe se enfrenta a una serie de dificultades.

Observaron el derrumbe, enseguida Luis los organizó, pidió unir fuerzas y trataron de quitar las piedras, rocas y toneladas de tierra que tapaban el camino de la salida, se esforzaron por 24 horas hasta que se dieron cuenta que era imposible lograrlo. Se dieron por vencidos, sólo quedaba esperar hasta que los rescataran.

No hacían más que rascarse la cabeza, lamentarse, maldecir, llorar, gritar. Después de unas horas en silencio, ya que todos se habían logrado calmar un poco, Raúl dijo: -Tengo hambre, debemos comer algo, debemos sobrevivir mientras esperamos que nos ayuden.

Luis se dirigió a la alacena de alimentos en caso de emergencia, la abrió y una pena lo embargo, se podía ver el nerviosismo en su cuerpo, cerró la puerta rápidamente y se quedó ahí sentado, pensativo.

Mario, exclamó: -Ándate Luis que Raül ya quiere comer y yo también. Mas bien yo creo que todos, verdad compañeros.

Luis respiro y dijo fuertemente y con seguridad a todos los mineros:

-No podemos comer aún.

-Primero tendremos que calcular a qué distancia estamos de la entrada para saber en cuantos días nos rescataran y podremos salir.

-Vamos a ver Mario. El desayunador esta a casi 700 metros, los ingenieros y los mineros excavadores en cuantos días llegaran hasta acá.

Mario después de hacer sumas y cálculos en su cabeza dijo: -En quince días.

Luis entonces también calculo como debía repartir la comida para no terminársela, de manera que pudieran comer algo hasta el día que los rescataran.

Con ánimo les dijo:

-¡Estaremos a dieta compañeros! Unos estamos un poco gorditos, comeremos una lata de atún y una botella de agua en todo el día. Y por cierto quien desee ir al baño bajara hasta el siguiente nivel.

Habían transcurrido muchos días en los que Raúl calmaba y tranquilizaba a sus compañeros que lloraban por no ver a sus hijos, hijas, a sus madres, a sus esposas, a sus hermanos. Raúl les decía:

-Hermanos Dios está con nosotros él nos ayudará a salir de aquí, él nos cuidará y nos protegerá.

-Yoni está aquí para cuidar las heridas físicas las que sacan sangre, pero Dios nos aliviará las del alma. Tengamos calma.

Luis como jefe de la cuadrilla, los motivaba y les decía:

-Ya vienen a nuestro rescate, estoy seguro, en pocos días saldremos de aquí.

4. El héroe cumple su misión.

Dormían, conversaban, lloraban, se reían un poco todo en completa obscuridad y encierro total. Hasta que 17 días después:

-¡Miren es un tubo! ¡Nos han encontrado! Exclamo Luis.

Hubo emoción, llanto, alegría, gritos y pronto se acercaron a Luis.

Luis escribió rápidamente en un papel:

-Estamos bien los 33.

Entonces les contestaron los ingenieros, que debían ser pacientes y buenos amigos, pues los rescatarían pero tardarían muchos, pero muchos días más. Pues debían excavar con cuidado la tierra para que no existiera otro derrumbe.

Luis se aseguro de unir a los 33 mineros como amigos, Raúl les dio fuerza espiritual, Yoni les cuidaba heridas y Mario los alegraba con su simpatía.

5. La situación es restablecida y el héroe es recompensado.

Llegó el gran día fue el 12 de octubre del 2010, casi 70 días después que por medio de un tubo de acero introducido a la tierra y una capsula llamada Fénix que pudo llegar hasta el desayunador, uno a uno los mineros fueron saliendo de la tierra.

El último en salir de la mina fue Luis, quien al salir y estrechar la mano del Presidente de su país le dijo:

-Lo hemos logrado.

El Presidente le dio las gracias a Luis por ser un buen líder y gran amigo del resto de los mineros. Todos estaban orgullosos de los mineros por ser tan valientes.

Evidencias del relato presentado a los niños:

1.-Los niños intervinieron oralmente en algunos momentos, cuando la educadora los interrogó:

• Al terminar el párrafo de la descripción del derrumbe, ella les preguntó: ¿Qué es un derrumbe?, ¿cómo se sentirían ellos en una situación así?

• Cuestionó con respecto a la situación de vivir en un lugar caluroso, obscuro, pequeño y comiendo solo atún y agua, sin abrazar a sus seres queridos, sin televisión y sin radio. Esperando a ser rescatado.

2.-Los niños dibujaron el sistema por el que fueron rescatados los mineros, para observar su comprensión.

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