Estrategia didáctica para promover lectura y escritura:
Propuesta y evidencias
Johari y la búsqueda de la felicidad
Corina Cuevas Garrido
Ariadna Arellano Bazán
Artemio Ríos Rivera
A través de la literatura se logran aprendizajes significativos de una manera creativa ya que, entre otras cosas, el lector ve reflejados sus propios dilemas, además de encontrar posibles soluciones mediante la repetición de aquello que la historia refleja de sí mismo y sus conflictos internos.
Alexandra Campos Hanon
Propósitos: Que los participantes utilicen diferentes modalidades de lectura para comprender el cuento Johari de Alexandra Campos Hanon.
Que, por medio del diálogo interno, la reflexión y el intercambio colectivo detonado por los contenidos de la lectura, los participantes exploren el conocerse a sí mismos para reconocer elementos hacia el bienestar emocional y la felicidad.
A partir de los elementos anteriores, escriban un relato que recupere sus experiencias personales y comunitarias sobre la felicidad y su antonomasia, la tristeza.
Materiales: Libro Johari de Alexandra Campos, Gratia ediciones (2021)
Proyector
Presentación con preguntas sobre la secuencia
Soportes de texto para escribir
Productos: La lectura del cuento
El intercambio, el diálogo pedagógico sobre la temática y la lectura
Un escrito sobre nuestra experiencia con la felicidad y la tristeza
Tiempo: El necesario. Se recomienda trabajar la estrategia durante una semana, cada día media jornada escolar, por ejemplo del inicio de las actividades a la hora del receso
Es necesario que al desarrollar las actividades el mediador tenga textos para todos los participantes, en su defecto tener el libro en versión electrónica y proyector para que, al leer alguno de los participantes en voz alta, el resto del grupo pueda seguir la lectura. Si la actividad se desarrolla en una sala de cómputo, sólo se compartiría el libro desde el servidor, así como las diferentes consignas para ir desarrollando las actividades.
Proyectar en diapositivas o rotafolios, el nombre de la estrategia, sus propósitos, leerlos y dialogarlos con los participantes promoviendo a que aventuren alguna hipótesis de cómo se va a desarrollar el trabajo y las actividades. Enfatizar en que se trata de una estrategia de lectura y escritura, por lo que vamos a leer y a escribir, en ese sentido aconsejar a los alumnos que vayan tomando notas que les puedan servir para, al final, redactar su texto.
Cuestionamos sobre los lugares que consideran tristes y por qué lo consideran así. En el pintarrón, una hoja de rotafolio o en una diapositiva de la presentación vamos registrando la lista de los lugares que identifican como tristes. En nuestra experiencia, con mucha timidez y quizá con cierta pereza algunos alumnos externaron los lugares generadores de tristeza
Ahora preguntamos sobre qué los pone tristes, los animamos a que nos relaten sus experiencias, para esto, el mediador puede ejemplificar con su propia experiencia, es una forma de romper el hielo y generar confianza. Pero, no sólo se trata de enunciar la situación sino describirla con cierta especificidad. En esto es importante ser muy honestos y llegar hasta donde se perciba que se ha sensibilizado a los alumnos. En algunas de las experiencias de campo, los adolescentes han respondido así:
Ahora hacemos un corte parcial, les damos un tiempo a los estudiantes para escribir sobre alguna de sus experiencias de vida tristes o en general sobre los lugares tristes y la tristeza, es importante promover que lo liguen a su propia experiencia de vida, eso es lo que le da originalidad a lo que escribimos.
Retomamos. Ahora la pregunta es ¿qué hacemos para superar los momentos tristes?, esta pregunta la pueden responder en pequeños equipos. Hay que promover un diálogo lo más horizontal posible. Les recordamos que tomen notas de su plática, no un relator que presente las conclusiones, que todos tomen notas y estén preparados para compartir sus apuntes en la plenaria. Recuperamos lo que comparten los alumnos tratando que las notas del grupo queden a la vista de todos.
Esto han respondido los chicos en varias escuelas:
Igualmente, hacemos un corte parcial y damos un tiempo para escribir.
Dialogamos con ellos sobre el concepto de antónimo, procuramos que quede claro, solicitamos y proponemos ejemplos de antónimos. Ahora preguntamos cuál es el antónimo de la tristeza. Bien, llegamos a la palabra felicidad y dialogamos sobre sus recuerdos felices, que escriban primero y luego nos compartan. Las notas que hemos recuperado de sus respuestas están en la siguiente diapositiva:
Seguimos en el diálogo pedagógico con los alumnos, ligamos los recuerdos felices a enunciar qué nos hace felices. Lo que hemos recuperado en las diapositivas son sólo algunos ejemplos, sin duda en cada caso en particular saldrán más y nuevos elementos, cuando las listas de la recuperación de la introspección de los alumnos se queden muy cortas, después de la lectura de ciertos capítulos del cuento podemos regresar a las diapositivas y fortalecerlas a partir de los nuevos elementos de reflexión que nos da la literatura.
Seguimos con las preguntas reflexivas, ya sé que cosas o situaciones me hacen feliz, pero: cómo lo notan los demás, cómo sé yo que me siento bien, ¿cómo sé que soy feliz?
Aquí algunas posibles respuestas:
Finalmente, para cerrar esta parte de introspección, de reflexión sobre cómo percibimos la temática de la estrategia de lectura y escritura, la pregunta es: ¿Cómo podemos conservar la felicidad?, ¿cómo puedo encontrarla?
Algunas respuestas posibles:
Como lo comentábamos en varios momentos, como parte del diálogo que genera cada pregunta es importante hacer cortes parciales que permitan a los alumnos ordenar sus apuntes, consolidar sus ideas y escribir un poco. Estas pequeñas piezas de rompecabezas después serán muy útiles para redactar su producto final.
Este puede ser como un momento de cierre de la “primera parte”. Podemos dar tiempo para revisar y apoyar a los alumnos para que terminen los pequeños textos que han ido haciendo, ya que serán insumos para su escrito final, esto les facilitará mucho el trabajo. No se trata de calificar, se trata de evaluar lo andado, retroalimentar lo que sea necesario, es el momento de esperar y nivelar a los que se han quedado un poco rezagados. Es el momento de incluir a todos. Tomemos el tiempo necesario, pongamos a los chicos a evaluar en equipos el avance. Trabajemos de manera individual con los que más lo necesitan. Apoyémonos en alumnos tutores para nivelar a sus compañeros con un ritmo más pausado de aprendizaje. Dejemos a algunos que hagan algunas actividades de su agrado, para que no se aburran y no boicoteen el momento.
Iniciemos la lectura de la novela corta, cuento largo o noveleta: Johari. Primeramente, mostramos el libro, recuperamos las ideas de portada, contraportada y lomo. Ponemos en común cuáles son los componentes de cada parte. Leemos y comentamos, entre todos la contraportada.
Si tenemos ejemplares del texto para todos los participantes, podemos formar pequeños equipos para ir leyendo, primero cada uno, en silencio, después entre ellos. Como el libro contiene 12 capítulos, es recomendable que en cada momento de lectura en equipos se lean dos capítulos, así se terminará de leer en seis momentos.
Después de leer cada uno en silencio, de leer entre ellos en equipos y dialogar sobre lo leído, se va poniendo en común en plenaria. Tal vez no sea necesario que cada equipo tenga coordinador ni relator, para que en la plenaria pueda compartir cada uno libremente lo que considere pertinente. Hay que recomendarles tomar notas, son los insumos de su escrito final.
Si no tenemos los ejemplares del libro en físico, se puede tener en electrónico y proyectar en pantalla. En algunos capítulos, sobre todo los de menor extensión, se pide a los chicos que lean en silencio, después alguno lo hará en voz alta, después lo hará el promotor para modelar la lectura. Es importante acordar con el grupo no interrumpir al lector, no corregirlo, dejar que fluya su forma de leer para no inhibirlo ni aumentarle el grado de dificultad, cuando el docente lea, le puede servir para identificar sus propias dificultades de lectura.
Así se leerá todo el libro en pantalla, recomendando a los alumnos seguir la lectura, eso los ayuda a identificar formas adecuadas de pronunciación, ritmo y énfasis para leer, lo que, a mediano plazo, suponemos, les ayuda a mejorar su lectura y comprensión. Si el mediador lo considera necesario, cuando va leyendo en voz alta para el grupo, puede cambiar palabras de difícil comprensión por sinónimos más significativos para los alumnos, así van identificando el significado de algunas palabras sin necesidad de investigar o ir al diccionario. No es que no sea recomendable, al contrario, de lo que se trata es de darle fluidez a la lectura y no recortarla tantas veces.
Durante toda la lectura hay que ir comentando el contenido, escuchando a los alumnos; hay que aportar y solicitar ejemplos que se relacionen con el tema de la lectura. No está de más recordar que el docente debe conocer el texto antes de iniciar el trabajo con los alumnos, lo ideal es conocerlo a profundidad. Pensado en los temas de la tristeza y la felicidad, es recomendable que el docente tenga sus subrayados en el texto y que vaya recuperando esas citas, poniéndolas en el pizarrón o en un rotafolio.
Es importante poner especial atención en el último capítulo ya que toca el tema de la escritura y, de esa manera incentivar a los alumnos a escribir. Sobre el último capítulo elaboramos la siguiente diapositiva para comentarla con los alumnos.
Finalmente se solicita a los participantes que hagan su texto sobre la felicidad a partir de las preguntas que se fueron presentando, agregando elementos de la lectura, así como de su propia experiencia de vida. El título inicial de su escrito puede ser: ¿Qué me hace feliz? Sin embargo, Cuando tienen su texto terminado, deben cambiar el título inicial, de acuerdo al contenido de lo que escribieron. Es recomendable que se lean en voz alta, para localizar áreas de mejora textual e identificar elementos centrales u originales de su escrito.
Podemos rescatar algunas citas del libro y comentar sobre la paráfrasis. Las citas se ponen en un lugar visible por si los alumnos quieren retomarlas para su escrito. Podemos comentar sobre la Ética Académica, para que en los escritos puedan parafrasear, haciendo referencias libres sobre el origen de los textos que retoman en su escrito.
Estas pueden ser algunas citas que se pueden recuperar de Johari.
Finalmente, es importante acompañar el proceso de escritura de manera personalizada. Parte del acompañamiento implica que los alumnos vean escribir sobre el tema a sus maestros. La escritura del docente puede ser en la pizarra, en un rotafolio o en ordenador, proyectando en pantalla el trabajo de escritura docente. Cuando se trata de textos que recuperan nuestras propias experiencias de vida, el docente debe ser muy honesto y hacerlo de manera orgánica, sin más pretensión que mostrar un ejemplo y pomover la escritura de los estudiantes. Eso es muy potente, le da sentido al proceso de escritura. Enseguida debemos escuchar sus avances, mejorar los textos, ilustrar, editar y publicar, ya sea en medios electrónicos o físicos.
Para escribir este tipo de propuestas, tratamos de iniciar en el reconocimiento de un material de lectura que puede ser suceptible de trabajarse en el aula. Leer el texto e imaginarlo en interacción con los chicos. Hacer ejercicios de lectura, probar el texto en el campo; ir incorporando elementos que nos pongan en condiciones de promover la escritura. Vamos tomando notas y dialogando con algunos de los docentes participantes. En ese sentido la presente propuesta ha surgido de la experiencia del acompañamiento académico a las escuelas en las aulas de telesecundaria. Por lo anterior, procuramos mostrar algunas evidencias del desempeño del colectivo escolar en la interacción en el aula, a continuación presentamos cuatro escritos de los estudiantes, de los tres grados escolares; dos escritos de las docentes, de una escuela bidocente; y el texto del asesor acompañante. Las fotos, diapositivas e ilustraciones, también son parte de las evidencias.
Una lectura emocionante
Ariadna Lisbeth Sangabriel Martínez
En la clase de hoy 22 de enero de 2024 el maestro nos enseñó un cuento largo que se titula Johari escrito por Alexandra Campos Hanon, la misma autora de la novela Perro Moscovita que estamos leyendo en el Programa Escribir como Lectores.Antes de la lectura, el maestro nos preguntó acerca los recuerdos tristes y sobre la felicidad. A mí me pone triste cuando se enferma mi mamá, mis familiares o yo, también si mis amigos se enojan conmigo, si fallece alguien de mis seres queridos o si mamá no está conmigo. Pero, también hay momentos felices como salir a distraerme visitando a mis familiares o jugar con mis amigos. Yo sé que estoy feliz porque juego, me río, me pongo a escuchar música y sonrío con facilidad. Creo que puedo conservar la felicidad jugando, estando con mis amigos, con mi familia y evitando ponerme triste junto a los demás.
Al terminar de comentar las preguntas, los maestros leyeron en voz alta el cuento que nos mostraron al inicio. Al avanzar en la lectura vimos las ilustraciones que tenía el libro.
Recuerdo que la historia trató de Johari un niño que estaba en un lugar triste pues vivía en un orfanato que llamaban Kalahari, fueron varias personas para adoptar a niños pequeños, pero Johari ya tenía doce años, sus ojos eran negros. Un día llegó un señor llamado Nala para adoptarlo. Pasaron dos años y su padre adoptivo se enfermó, él tenía que entregar seis rollos de tela de seda, pero como se sentía mal, mando a Johari a entregar las telas a un rey. Cuando iba en el camino encontró al señor de los vinos, al arriero, a Alika y a la bruja Nostos, ellos le dieron enseñanzas acerca de la felicidad. Pasado el tiempo, Johari regresó a su casa y Nala le dijo por primera vez hijo. Los dos fueron muy felices de volverse a reencontrar. Al conocer la historia de Johari aprendí que la felicidad llega cuando menos se espera, por ejemplo cuando Nala adopta al niño.
Ya casi para terminar la clase, el maestro nos mostró unas frases que venían en el cuento y a mí me gustó la que dice: “Lo único que espero de ti, es que seas feliz”, yo tomé ese pensamiento por ser el último deseo que le dio la mamá de Johari y creo que es el deseo de todas las mamás para sus hijos.
Lecciones de felicidad en el desierto
Iker Mauricio Martínez Martínez
Hoy 22 de Enero del 2024, nuestro maestro de la clase de Escribir como Lectores nos presentó una novela de la escritora Alexandra Campos Hanon titulada Johari.
Primero el maestro nos pidió que escribiéramos de qué manera podemos ser felices. Las cosas que a mí me gusta hacer es llegar a mi casa y repasar mi bajo sexto, es una de las cosas que más me hacen sentir feliz, también salir a tocar con mi abuelo, pero a veces avisan que no vamos a ir y me pongo triste. Otras de las cosas que me ponen triste es cuando se rompen mis zafiros a escala. El maestro me preguntó qué lugar me pone triste y le dije que el hospital porque una vez operaron a mi abuelita y tardó mucho en salir, mientras esperábamos que saliera escuchamos llantos de personas que perdían a sus familiares. También me hace feliz ir a la escuela o en educación física con todos mis amigos y no le dejo de hablar a nadie.
Por último, me preguntó cómo podemos conservar la felicidad y le dije que no pedirle cosas a la vida para que no nos desilusionemos. También que tratáramos bien a las personas para que nos traten igual.
Luego las maestras leyeron en voz alta la novela corta de Johari de Alexandra Campos Hanon, nos mostraron las ilustraciones.
Recuerdo que la historia trata de un niño de 12 años, que era huérfano y vivía en un orfanato. Un día Nala fue a adoptarlo y Johari estaba muy feliz. Después Nala lo enseñó a trabajar en la venta de telas. Cuando Johari tenía 14 años Nala se enfermó y tenía que llevar 6 rollos de tela al emperador, así que Nala le dijo a Johari que los llevara porque él estaba muy enfermo.
Johari se fue a dejar la tela. En el camino se encontró a varias personas que le enseñaron lecciones de cómo ser feliz. Primero halló un pozo en medio del desierto donde estaba la bruja de Nostos que le pidió agua a cambio de 3 recuerdos. Johari aceptó y pidió sus deseos, luego Johari siguió su camino y conoció a un arriero que lo acompaño hasta una parte donde Johari podía descansar. También encontró a un vinatero, a una muchacha llamada Alika y todos ellos le enseñaron como ser feliz. Después Johari llego al castillo y rápidamente le pagaron lo que era por las telas. A la mañana siguiente cuando Johari se iba a su casa estaba una tormenta de arena. Cuando la tormenta terminó, Johari se despidió y regresó a su casa con su papá Nala a quien le conto todo lo que aprendió en su viaje. Nala le dijo que estaba triste porque pensó que Johari nunca iba a regresar.
De la novela me gustó una frase que dice “La vida esta echa de instantes, y un instante puede durar mucho tiempo” y comprendí que hay que disfrutar los momentos felices porque pasan rápido y en algún momento se terminan por una tristeza o cualquier emoción negativa. :(
Mi tristeza más fuerte
Susana Martínez Martínez
El día de hoy lunes 22 de enero vino a la escuela el maestro Artemio y leímos una novela que se llama Johári (sobre el camino a la felicidad) de la autora Alexandra Campos Hanon. La cual trata de un niño que quedó huérfano, pero fue adoptado por Nala un señor que vendía telas, el cual lo mandó a entregar telas de seda al palacio, en su camino se encontró con muchas personas que le dieron consejos para ser feliz. Uno de los personajes fue un vinatero el cual le dijo a Johari “para ser feliz hay que desear poco”.
La lectura me hizo reflexionar que me pongo triste cuando mi mamá me dice que no puedo hacer nada bien, cuando me regaña por algo que hizo mi hermana, así que prefiero estar sola en mi cuarto, me pongo triste cuando escucho que ellas dos están felices sin mí, para olvidar el mal momento me pongo a escuchar música y se me pasa el sentimiento.
También me pongo triste en la noche, porque ya me había acostumbrado a que mi papá llegaba, cenaba con nosotras, me abrazaba y platicaba conmigo, pero ahorita se fue a trabajar hasta Acayucan y solo llega dos o tres días cada mes. Yo siento feo, lo extraño mucho y a veces me dan ganas de llorar quiero que alguien escuche como me siento, pero nadie me escucha, a veces quiero un abrazo de él y me calma mi tío, pero le digo que siento que mi papá ya no va a regresar y me pongo triste.
Recordando el consejo del vinatero yo solo deseo un abrazo de mi padre y poder platicar un largo rato con él.
Los momentos más felices son cuando viene y salimos a comer pizza, convivimos en familia o escuchamos música, para mi cualquier actividad es importante siempre que éste presente él. Llevo el conteo del tiempo y me hace feliz cuando me doy cuenta de que ya solo faltan 2 semanas para recibir nuevamente su abrazo y cariño.
Cuando estoy triste me pongo a escuchar música en especial la canción de Ozuna llamada “Mi niña” porque habla de un papá que se aleja de su hija y me recuerda lo que estoy pasando. Aunque entiendo que se fue para que no nos falte nada. Lo extraño mucho.
El mejor instante
María Areli Hoyos Martínez
El maestro nos leyó la novela titulada
Johári de la autora Alexandra Campos Hanon. La cual habla sobre un niño llamado Johári que queda huérfano muy pequeño, un día el señor Nala lo adoptó, aun así, él se sentía triste; su papá adoptivo era un gran comerciante, pero enfermó y envió a Johári a entregar un pedido especial, para hacerlo tuvo que recorrer el desierto de Kalahari, en su viaje encontró un pozo donde estaba la bruja de Nostos, la cual le dio a conocer el último deseo de su madre “
deseo que siempre seas feliz”, entonces él empezó a buscar el camino a la felicidad.
Antes de irse la bruja le dijo que para ser feliz se conociera a sí mismo.
En la novela se habla de cosas tristes y sobre cómo lograr la felicidad. En mi caso lo que me hace estar triste son varias cosas como cuando peleo con mis papás, cuándo mi mejor amigo se salió de la secundaria, la vez que me pelee con mi mejor amiga, pero me da más tristeza cuando me imagino como hubiera sido una vida al lado de mi hermano Alexander, ya que él murió al otro día de que nació y pues no pude pasar ningún momento con él para jugar o hacer alguna otra actividad juntos, pero pues hay que “evitar quedar atados al pasado“ en este caso se me hizo más difícil pero lo logré.
Para que me sienta feliz cada año le hago una carta a mi hermano la cual se la pongo detrás de su fotografía, también pasando tiempo con mis amigas y amigos, escuchando música, leyendo y dibujando. En este mismo libro nos dice que “un instante puede durar mucho tiempo”, el mejor instante que tuve fue cuando conocí a mi hermano, aunque haya sido un momento es un recuerdo que siempre llevaré presente.
Cuando dicen que para ser felices hay que desear poco, lo único que yo desearía es poder abrazar y cargar a mi hermano. La parte que más me gustó es cuando nos dice que la felicidad viene de algo que nadie puede quitarnos, mi felicidad viene del día que conocí a mi hermano y ese será un día, un momento que nadie me podrá quitar ya que yo siempre lo voy a recodar, ese será por siempre mi mejor instante.
Instantes
Ariadna Arellano Bazán
La lectura de la novela Johari de la autora Alexandra Campos Hanon motiva a realizar un análisis personal sobre el significado que le damos a la felicidad o si realmente sabemos identificar este sentimiento en nosotros.
De acuerdo con el diccionario de la real academia la felicidad es una grata satisfacción espiritual y física. Con base en una de las máximas que se mencionan a lo largo de la noveleta la felicidad no es algo que puedas encontrar es una condición o un hábito que debes trabajar.
Realizando la primera máxima que consiste en Conócete a ti mismo pude identificar los momentos que me hacen feliz como recibir por las mañanas el abrazo de mi mamá y poder compartir una taza de café antes de salir a trabajar, cuando vibra el celular por la llegada de las imágenes de buenos días en el grupo de Whats app familiar, recibir el mensaje de lindo día por parte de esa persona especial, cuando llega un pajarito pecho amarillo con rojo reposa en la protección de la jardinera de mi casa y canta, observar los paisajes del lugar donde trabajo, escuchar las vivencias de mis alumnos, aprender cosas nuevas que me ayudan a mejorar mi trabajo, pasar largo tiempo platicando con mis hermanos, recibir un mensaje inesperado, cantar en el auto cuando hay tráfico, visitar a los familiares que se encuentran fuera de la ciudad, escuchar las anécdotas y recetas de cocina de la tía abuela, recibir primos en casa aunque esto implique trabajo de limpieza extra así como escuchar que mi casa trasmite paz y calor de hogar.
Recordando la máxima de Disfruta lo que tienes frecuentemente cometo el error de sentir seguras ciertas cosas, algunos momentos o personas; sin embargo, la reciente partida de mi hermano a causa de un accidente cerebro-vascular cuando trabajaba en España además de convertirse en un difícil y doloroso proceso de aceptación se convirtió en el instante más triste de gran impotencia donde a pesar del dolor hubo que sacar fuerzas para continuar con el proceso de repatriación, esperar el momento de poder despedirse del cuerpo, aunque su alma, carisma y alegría continua en cada persona que lo amamos. Por eso aprendí que debemos disfrutar cada instante a quienes tenemos porque no sabemos cuándo será la última vez que le daremos un abrazo o platicaremos con ellos.
Comprendo que nadie cuenta con una varita mágica para eliminar la tristeza, pero cuando estoy triste o extraño a las personas cierro los ojos imagino que están a mi lado y platico con ellos, pongo mi playlistfavorita y comienzo a cantar, escribo en una libreta de notas que tengo, realizo labores para ocupar mi mente o busco el pajarito que llega a cantar en el jardín de mi casa ya que me gusta pensar que es mi hermano saludando.
La conciencia de ser
Yolanda Corina Cuevas Garrido
Hace diez años que el maestro Artemio es promotor de lectura y escritura en la telesecundaria donde laboro. En ese andar hemos leído cuentos, novelas, poesías, artículos científicos, entre otros, y también hemos escrito textos, sin embargo, en la última clase que tuvimos con el maestro hubo algo que me sorprendió, pues presentó un libro titulado Joharí de la autora Alexandra Campos Hanon.
Durante la lectura de la obra los alumnos y las maestras identificamos que se trataba de un hermoso cuento acerca de un niño huérfano al que los avatares de la vida le dan lecciones para que se conozca a sí mismo y descubra dónde está la felicidad.
Mi sorpresa fue porque es la primera vez que en la clase de lectura y escritura se aborda un tema desarrollo personal a través de la literatura, situación que me agradó.
Alumnos y maestros realizamos un escrito acerca de la felicidad y la tristeza, resultando interesante hurgar en nuestros recuerdos y vivencias, para relacionarlas con la historia que acabábamos de leer y retomar algún consejo útil anotado en la novela para alcanzar la felicidad.
Este acercamiento a las emociones a través de la lectura dio resultados favorables porque se leyeron algunos escritos que nos permitieron conocernos a nosotros mismos y entre compañeros, estrechando lazos de convivencia y comprensión a partir del reconocimiento de las emociones en el otro.
En mi escrito anoté que me hace feliz satisfacer mis necesidades básicas como disfrutar de una rica comida, dormir bien, tomar agua, asearme, en fin, darle al cuerpo lo que necesita en la justa medida; soy feliz cuando estoy en armonía conmigo misma y me relacionó adecuadamente, primero con mi núcleo familiar, luego en el ámbito laboral y finalmente con mi red de amigos; soy feliz cerca de Nina, mi perrita, ella mueve la colita y se recuesta panza arriba para que la acaricie; también me hace feliz saber que mi familia está bien y gozan de salud; en ese sentido tener salud es lo máximo, pero tener tranquilidad y espiritualidad es indispensable, por lo tanto contar con ello me hace muy feliz.
Lo que me pone triste es ver a los adultos mayores en los asilos; la enfermedad manifiesta en algún ser vivo; la muerte, pues aún me causa dolor la ausencia de mi padre y de mi abuelita materna; la inseguridad social en la que vivimos; el abandono emocional, la manipulación y la impotencia ante las injusticias; cuando se rompen lazos emocionales; me pongo triste cuando no cumplo mis promesas; cuando me enojo con alguien que le tengo cariño; me pone muy triste no controlar mis pensamientos negativos, reaccionar por impulsividad y regresar al pasado.
Lo que hago para mantener un equilibrio emocional, es identificando que no me siento bien emocionalmente, en seguida dejo que fluya y se manifieste la emoción, luego paso a las acciones, como hacer ejercicio en cualquier modalidad, escuchar podscat de desarrollo personal, ver videos de mi queridísimo Jorge Pellicer y de Marian Rojas Estapé, acercarme a platicar con mi hija, con mi mamá y con mi hermana; llevar buena relación con mi pareja y dejarme apoyar; buscar a mis amigos y amigas, cuidar mi cuerpo con sana alimentación y buen descanso, ver películas, bailar y escuchar música, comprarme algo que quiera, viajar y conocer lugares nuevos, tomar terapia y seguir las recomendaciones de mi psicólogo.
Creo que la felicidad es una percepción, un estado mental. Si consideramos que el único lugar donde podemos ser realmente libres es nuestra mente, uno tiene la libertad para decidir qué pensar y qué no pensar.
La novela de Johari, fue un excelente motivo para acercar a los alumnos al reconocimiento de sus emociones, para leer buena literatura y para tener un pretexto para descubrirse entre líneas.
Una de las frases de la novela que más me gustó fue “La felicidad debe venir de algo que nadie puede quitarte”, y ese algo que nadie puede quitarnos es nuestro interior, conociéndonos, cuidando los pensamientos. Creo que, si ponemos la felicidad en otra persona, en lo material o en una situación en particular, jamás seremos felices, pues si nos decepcionan vendrá el sufrimiento y por ende nos alejamos de la felicidad.
Finalmente, cabe señalar que los textos de los alumnos y las maestras serán incluidos en una antología como parte del Programa Escribir como lectores y será compartida con la comunidad escolar.
Apuntes sobre la tristeza
Artemio Ríos Rivera
En las mañanas, cuando despierto en mi casa, me hace muy feliz saber que mi mujer está ahí, cerca de mí, acompañándome. Cuando tengo incomodidades físicas, siento mi respiración, profunda, y sé que las pequeñas dolencias corporales se irán en cuanto haga un poco de ejercicio y me bañe.
Normalmente salgo a la terraza cada día, miro el bosque y siento paz, por eso cuando me siento triste, cuando tengo algún problema en el trabajo o tengo algún contratiempo en el camino, llego a la casa, me voy a la terraza y miro el bosque, respiro y siento como los malestares emocionales van dando paso a una paz interior que es algo muy cercano a la felicidad. Pienso en los chicos de las comunidades rurales, con los que trabajo, y generalmente me siento satisfecho, feliz.
Por las ventanas de la casa puedo mirar las noches amplias con su luna, estrellas, nubes, lluvia y neblina. Ahí percibo como se mueve una parte del universo, como cambia la orientación de las estrellas, las fases de la luna, así como la orientación y fuerza de los vientos. Esas miradas me dan sensación de bienestar, de alivio emocional a las diferentes tensiones en la vida y el trabajo. Sé que no soy más que polvo de estrellas.
En la casa tratamos de ser amables con el entorno tanto natural como social, para que el entorno sea amable con nosotros. Por ejemplo, el hecho de que separemos la basura, usemos el papel y cartón para la estufa de leña; los desperdicios para hacer composta y abonar la hortaliza; separemos vidrio y metales para que los de la basura puedan reciclar y vender esos desperdicios. A los recolectores les dejamos basura limpia, eso nos hace felices a todos en la familia. Eso evita que los perros callejeros rompan las bolsas de basura y se desperdiguen los desperdicios por el camino. Sentir que contribuyes con algo a lo mucho que tomas de la naturaleza, nos da un poco de sensación de certidumbre de que el mundo puede ser un poco mejor.
Cuando hablo de ser amables con el entorno social me refiero a que en el portón de la casa pusimos una llave de agua y un cubo amarillo, nos da gusto ver cuando los perros callejeros pasan a tomar y los señores que pasan con sus caballos les dan agua a sus bestias, eso nos agrada, nos hace felices, aunque perros y caballos dejen sus cacas en el portón de la casa.
No todo en la vida es color de rosa, también hay cosas que lastiman fuerte, hasta el fondo del alma, por ejemplo: me acabo de pelear mi hija, le dije cosas que yo creo eran necesarias, pero se las hice saber con demasiada dureza, sé que la lastimé.
Me he sentido mal por lo que le dije, no le he platicado con nadie y eso hace que el malestar dure más, he dormido mal y no he cenado en algunas noches. El recuerdo de nuestra discusión me atrapa y me pone triste, sé que está muy fresco y duele, pero pasará el tiempo y creo que lo superaremos. Recuerdo lo que escribió Alexandra Campos en Johari: debes visitar tus recuerdos con mesura y evitar quedar atrapado en ellos. Por el momento ese incidente me tiene atrapado, pero sé que pasará. Mi hija es muy noble e inteligente, yo no soy tan tonto. Ojalá no queden resabios de este mal momento.
Ella es una buena chica, tiene sus razones para hacer lo que hace, es una mujer sana y bastante feliz, hasta donde puedo mirarla. Es adulta y tiene que hacerse cargo de su vida, de sus decisiones. La respetamos, la queremos, pero tenemos, como todos, diferencias que a veces pueden expresarse en fuertes tensiones que no tienen por qué llegar a la ruptura.
Cuando me deprimo, me siento mal y triste, esa situación la puedo superar trabajando, estando en las escuelas, en las comunidades con los adolescentes; ellos sacan lo mejor de mí, me siento exigido y trato de apoyarlos en sus posibilidades de percibir el mundo y expresar su mundo interior por medio de la lectura y la escritura.
Sin duda los adolescentes son complicados, difíciles, pero trabajar con ellos y para ellos me hace muy feliz.
Muchas veces vivimos en la incertidumbre, nos asalta la posibilidad de ser violentados, o sufrir un accidente o enfrentar una situación de abuso, o abusar. Pero eso no me quita la felicidad, sé que la vida es un riesgo en muchos sentidos y hay que asumir el conflicto de vivirla.
*Fotos de las telesecundarias de las comunidades de: El Llanillo Redondo, Las Vigas; Las Haldas, Naolinco; La Mancuerna, Tatatila; Santa Cruz Tepozoteco, Altotonga; y Mesa de la Yerba, Acajete. Todas del estado de Veracruz, México.